—Hay una rebelión contra el príncipe Oleg. Espero que puedas unirte —Frida se gira para observar a Ivar, algo confundida por eso, y alarmada de que alguien más haya escuchado. Ivar se ha asegurado de que esas palabras sólo ella pueda escucharlas.
—¿De qué hablas? —Ivar se sienta a un lado de su exesposa, quien ha decidido descansar después de explorar ese mercado en Kiev.
—Oleg tiene secuestrado a Igor, lo necesita para ser su tutor y reclamar el trono. Si Oleg no tiene a Igor, pierde el derecho legítimo a ser gobernante de Kiev. Oleg tiene un hermano, el príncipe Dir, él ha formado un ejército, y está dispuesto a recuperar a Igor. Ayer me avisó que todo estaba listo, y que espera contar conmigo para rescatar a Igor.
—Te has metido en un problema realmente grave, Ivar —menciona ella, burlándose de él mientras sonríe.
—Basta Frida, esto es serio.
—Oleg nos está viendo. No hay razón para delatar que hablamos de cosas serias. ¿Cierto? —Ivar sonríe, ella es realmente inteligente e ingeniosa. Discretamente él, se gira para ver a Oleg, es verdad lo que ella dice.
—¿Qué haremos? —cuestiona Ivar, retomando el tema.
—Tú nos trajiste aquí, decidiste meternos en esto, así que tú nos sacarás.
—Pero necesito saber si estás dispuesta a hacer todo lo que yo diga para salir de esta —Frida esta vez sí se ríe de forma genuina.
—Aún no lo sé Ivar, si no eres un imbécil lo consideraré.
—Frida, esto no es un juego. Nuestras vidas peligran por mi culpa.
—Ya me he acostumbrado a sobrevivir por tu culpa.
Ivar se queda serio. Parece que la conversación que tuvo con Frida no sirvió de algo, ella sigue pareciendo molesta con él. A pesar de eso, sabe que sería estúpido creer que ella lo perdonaría con aquellas palabras, ahora está más convencido de que sus acciones no pueden ser borradas. Cuando Frida nota ese sufrimiento interno en Ivar, ella lo medita, y se odia por tener ese maldito sentimiento que le impide ser totalmente cruel con él.
ESTÁS LEYENDO
FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)
FanfictionLargos caminos de miseria y sufrimiento. Sin embargo, aunque todos hubieran sido claros, tal vez no habría diferencia. Si los dioses no lo hubieran querido, jamás nos habrían reunido. ¿Acaso los dioses gozan con ver nuestra angustia al borde del a...