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Al día siguiente Ivar despierta

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Al día siguiente Ivar despierta. Se gira en la cama, dispuesto a levantarse, pero al ver a Frida descansando se queda quieto, cómo si ella fuera capaz de captar esos movimientos y despertarse por ellos. 

Él no recuerda en qué momento se quedó dormido, o en qué momento Frida sucumbió al cansancio, pero no encuentra otra cosa por hacer más que llorar. ¿Por qué de pronto los dioses creyeron que él era merecedor de volver a compartir la cama con aquella mujer a la que le arruinó la vida? Él siente que tiene una responsabilidad con Frida: le hizo daño, y ahora él sólo quiere que ella sea feliz, que encuentre a alguien que sea merecedor de ella y que pueda darle seguridad. Él no podría hacerlo, él no cumple con ninguno de esos requisitos, y aunque le duele el pecho por pensarlo, está dispuesto a ayudarla a salir de ese lugar: alejarla de Hvitserk y de Oleg. Por un momento piensa en qué Frida habría estado mejor si se hubiera casado con Ubbe o incluso con Sigurd, pero el pasado es algo que él ya no puede cambiar. Al menos tiene la posibilidad de cambiar su futuro.

Por ahora él decide mantenerse ahí, recostado. El día anterior Frida le había casi suplicado que no la dejara sola, y esta vez no piensa hacerlo, no hay nada que pueda quebrar su decisión, ni siquiera las inmensas ganas que siente por asesinar a Hvitserk con sus propias manos. Si asesinó a Sigurd por nada, no tendría complicación en hacerlo con Hvitserk por algo tan grave cómo el intento de asesinato y la violación contra su Frida.

De pronto la chica comienza a moverse en la cama. Esto despierta a Ivar de su letargo, y lo hace sonreír. Aún recuerda aquellas mañanas en que se tomaba su tiempo para esperar a que esa chica despertara, y así poder comenzar sus días. Apenas la chica abre los ojos, comienza a tallarlos por la luz del día que la incómoda, para enseguida levantarse alterada, buscando a aquel animal herido que pasó la noche a sus pies. 

—¿Todo bien? —cuestiona el chico, algo asustado. Frida se relaja al notar que aquel animal está dormido, y aún se ve que respira

—Sí. Sólo quería comprobar que estuviera vivo —menciona ella, señalando al gato. Ivar sonríe, a pesar de todo sigue siendo la misma Frida: compasiva, amorosa y sensible.

FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora