FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)

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Oleg ha estado demasiado ocupado para tener tiempo a solas con Frida. Por otra parte, también se siente culpable por haber engañado a Katia con esa chica. El príncipe intenta mantener su distancia, a pesar de eso no puede dejar de observar a la vikinga.

La chica se esfuerza por no cruzarse con la mirada de Oleg, pero Hvitserk y Ivar no pueden evitar sentirse incomodos y perturbados por aquellas miradas descaradas que Oleg decide ofrecerle a Frida ahora que Katia no está ahí, en ese barco que tiene escasos minutos de haber abandonado la costa. 

—¿Cómo estás? —cuestiona Frida a Ivar, quién está sentado. Ese chico olvida por completo lo asqueado que se siente a causa de Oleg, centrándose en la imagen de esa mujer preocupada por su salud.

—No soy un niño pequeño, no tendrías por qué estar detrás de mí, preguntando si me siento mal, pero lo agradezco —ambos están viéndose a los ojos.

—Me preocupo por ti —menciona ella.

—Lo sé, y lo agradezco, pero no hace falta. Si me siento mal te lo diré.

—No puedo creerte —protesta ella, a lo que Ivar sólo puede responder con una sonrisa sincera.

Ese chico se impacta por ello, esos días ha estado demasiado sonriente, cómo antes de que decidiera que tenía que hacerse merecedor de Frida, comenzando a combatir y siendo un hombre despiadado.

Eso sólo incita a que Frida se siente a un lado de Ivar. Ahora ambos están recargados en los muros de ese barco, con sus piernas estiradas. Ella intenta ser un refugio para Ivar, y al mismo tiempo refugiarse en él. 

—¿Realmente crees que Katia cuide del gatito? —cuestiona ella realmente preocupada, Ivar lo sabe.

—Puedo jurarte por mi vida que así será. El gatito estará bien, ya estaba casi sano. No hay nada por lo que debas preocuparte, más que por sobrevivir.

Enseguida, sin que ambos lo hayan notado, Oleg aparece con una sonrisa frente a ambos, arrodillándose para intentar "unirse" a esa conversación. Ese hombre elimina cualquier rastro de calma en Frida y en Ivar. Por primera vez desde aquella noche, la rubia lo ve a los ojos de nuevo.