Ivar se odia, ya que ese beso despertó todo aquello que él había dado por perdido. Frida lo besa como lo hacía antes de saber sobre sus traiciones, ella se aferra con la misma fuerza con la que lo sostenía cuando eran unos niños descubriendo el amor, pero Ivar no puede mantenerse en pie por mucho, por eso se aleja buscando el borde de la cama para sostenerse.
Frida está confundida, por un momento teme que lo que Ivar le decía sea cierto, y que él haya dejado de amarla.
—Lo siento tanto. No soy el mismo, soy más débil que antes, he perdido mi fuerza y me cuesta levantarme, a veces no puedo siquiera mantenerme en pie. Lo lamento Frida.
Ivar tiene ganas de continuar llorando. Ese beso lo regresó a la vida, le recordó las razones por las que tanto se había aferrado a la vida y formar un nombre para ser digno de su Frida. Y al mismo tiempo lo hizo sentir desdichado, porque ya nada volverá a ser lo mismo, ni para él, ni para Frida.
Ella se arrodilla, sólo para colocar sus manos sobre esas piernas, e intentar que él la observe a los ojos. Ivar ya no tienen miedo de nada, no le interesa mostrase como es, o como se siente, por esa razón llora.
—¿Por qué piensas que nunca te amé? Fuiste lo único que me hacía aferrarme a la vida, me dabas ganas de vivir Ivar, te entregué todo de mí. ¿Por qué te atreves a dudarlo?
—Porque escuché tu conversación con Oleg. El príncipe Aethelwulf te hizo sentir lo que yo jamás pude.
—Es distinto —ambos se ven a los ojos ahora, Ivar está desesperado por una respuesta, Frida lo sabe—. Hoy sé que existen distintos tipos de amor, te amé como a nadie, eres y serás mi primer amor. Estaba loca por ti, habría hecho lo que sea por ti, y por esa razón no podré volver a amar a alguien con esa intensidad.
—¿Qué hay de Aethelwulf?
—Dije que es el hombre de mi vida. Me enseñó el significado de la mesura y la paciencia, sensaciones tan pacíficas. Contigo mi amor fue completamente tuyo, te amaba de una forma violenta, sin control y aún no sé si lo que pasó logró hacer que mis sentimientos por ti terminaran, pero si aún lo que siento por ti es amor, sé que está mezclado con el más profundo odio. Sé que las personas cambian porque lo vi en mí, y tal vez las personas merecen una segunda oportunidad, pero no lograré perdonarte por todo lo que hiciste, porque para hacerlo necesito comprenderlo, y cada vez que lo pienso, nunca he llegado a entenderlo. Se suponía que me amabas tanto como yo a ti, y al final no sé qué pasó porque tus explicaciones no me sirven. Me gustaría saber qué hice mal, en qué momento tus sentimientos hacia mi cambiaron, o en qué demonios pensabas cuando tomaste la decisión de aplastar todas mis proyecciones de mi vida a tu lado.
Ivar ahora está algo sorprendido. Por primera vez tiene en claro que es lo que Frida necesita. Sin embargo, él no espera alguna especie de perdón, sólo desea que la mujer a quien ama deje de sentirse de la forma tan penosa a la que él la llevó.
—Es que yo... —ahora que Ivar está dispuesto a explicar a detalle todo, pero Frida tiene miedo, y por eso decide callarlo volviendo a besarlo.
Esta vez se mueve, para comenzar a subir sobre su ex-esposo. Al igual que Ivar, ella sufre por no tener una despedida apropiada, por no haber disfrutado con totalidad la última vez que se besaron, que se tocaron y disfrutaron del placer que sus cuerpos pueden darse.
Ivar comienza a sentir eso que no sentía desde que Frida se fue: esa erección. Él no duda en volver a sentir esa cintura a la que se aferra con todas las fuerzas que podría tener. Él la creyó muerta, y ahora eso se parece a uno de esos tantos sueños lúcidos que él alcanzaba por las noches, deseando volver a tocar a Frida, aún cuando Freydis dormía a su lado.
Ella no deja de tocar ese rostro, y pronto baja sus manos, intentando quitar las prendas de Ivar, notando esa erección en medio de los dos. Ambos están ansiosos, sólo desean quitarse la ropa y entregarse de nuevo, no les interesa lo tanto que ese acto pueda doler después, cuando Frida regrese a sus intenciones vengativas.
Toda esa pasión y furia los ciega, pero ese acto en el que vuelven a palparse y saborearse se desmorona cuando escuchan como la puerta es arrastrada para ser abierta.
Frida se aparta para sentarse al lado de Ivar, ambos intentan guardar la compostura, regulando sus respiraciones y sin poder lograr que ese rubor desaparezca de sus blancos rostros. Ambos se alivian al ver a Igor entrando, pudo haber sido peor.
—Ivar. ¿Puedo hablar un momento contigo? —el antiguo rey de Kattegat no quiere eso ahora le encantaría sacar al príncipe Igor y que él los deje terminar, pero Frida enseguida se levanta.
—Los dejaré solos —ella se despide de ambos y enseguida sale.
—¿Qué ocurre? —pregunta Ivar tratando de ocultar su molestia.
—Nada, sólo que los ví a los dos entrar, y escuché que Oleg iría a buscar a Frida, los salve a los dos —Ivar suelta una risita, a pesar de que tiene más ganas de llorar que de reír—. Creo que la recuperaste.
Ivar ahora sí quiere reír de verdad.
—No la conoces. Cuando crees que has descubierto lo que Frida siente y piensa, no podrías estar más equivocado. Frida es un misterio, un enigma. Pensar que la has decifrado es el peor error que podrías cometer. Me ha pasado la mayor parte del tiempo —Igor sonrió.
—¿Así se siente el amor? ¿Cómo una puñalada en el corazón?
—No lo sé, pero si sé que ese es el único amor que yo he sentido, el único que conozco.
Mientras tanto Frida ha regresado a su habitación. Apenas se recuesta en esa cama comienza a pensar en lo que pasó con Ivar, no puede sentirse más estúpida. Ha vuelto a caer ante sus instintos, se detesta por eso. Ese amor visceral por Ivar lo ha expresado y ella no deseaba eso, no sabe que fue lo que la impulsó a dejarse llevar de esa forma, y no tiene idea de cómo lo va a remediar. Entonces su puerta es tocada, ella se levanta para abrir, encontrando al príncipe Oleg ahí.
—Reina Frida —habla él con una sonrisa grande—. ¿Sería tan amable de acompañarme? Tengo un asunto en el que usted debe participar, ya que la involucra directamente.
Frida nunca podría sentirse completamente segura con Oleg, mucho menos con esa sonrisa perversa que ese hombre le regala, a pesar de ello es experta escondiendo sus sentimientos reales.
—Por supuesto príncipe Oleg. ¿Es algo malo?
—En absoluto —rie Oleg—. Es algo que estoy entusiasmado por compartir con usted, algo a lo que usted no podría negarse y que disfrutará mucho. ¿Me acompaña?
Esas palabras son aún más inquietantes. Frida sólo sonríe de forma coqueta y sale de esa habitación, tal como Oleg se lo ha indicado. No sabe de qué se trata, pero pronto el príncipe comienza a caminar con ella fuera del castillo, y con el tiempo, fuera de Kiev. ¿Acaso Oleg ya ha descubierto que Frida, Ivar y Hvitserk están mintiendo?
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FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)
FanfictionLargos caminos de miseria y sufrimiento. Sin embargo, aunque todos hubieran sido claros, tal vez no habría diferencia. Si los dioses no lo hubieran querido, jamás nos habrían reunido. ¿Acaso los dioses gozan con ver nuestra angustia al borde del a...