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-Sólo quiero escucharte -habla Frida a Ivar, mientras los dos están sentados en el borde de esa enorme cama-

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-Sólo quiero escucharte -habla Frida a Ivar, mientras los dos están sentados en el borde de esa enorme cama-. Sea lo que sea que quieras decirme.

-Vaya, yo estoy bastante nervioso, no lo voy a negar -Ivar intenta respirar, no miente, no podría hacerlo, ni siquiera es capaz de verla a los ojos. Por primera vez tiene un momento a solas. Todas esas palabras que estuvo planeando decirle se esfuman, se siente torpe, no quiere cagarla ahora que ella le ha dado la oportunidad. Frida nota ese nerviosismo, no se le ocurre mejor forma que buscar su mano y sujetarla, ese acto termina por romper a Ivar.

Él levanta la vista, buscando esos hermosos ojos de los que creció enamorado, entonces nota lo mismo que Hvitserk: ese brillo característico de esa inocencia se ha ido, entonces él sólo llora . Frida no esperaba eso, y mucho menos verlo así, sin control sobre él mismo. Ella se levanta y lo abraza, él se aferra a esa cintura, mientras intenta ocultar su rostro en esas prendas.

-No merezco tu compasión ni tu atención -habla él-. Lo siento por todo Frida.

Está escena realmente logra destrozarla. Ella lo siente llorar de la misma forma en que lo hizo cuando supo sobre la muerte injusta de su madre, a manos de Lagertha.

-Está bien Ivar. No importa si no puedes hablar ahora, no te presiones.

Él solo asiente. Después de unos minutos, él logra recobrar la compostura, y se aleja de Frida, ella hace lo mismo, volviendo a sentarse a su lado.

-Lo que dije aquella noche realmente no lo pensaba. Tu padre merecía vivir una eternidad. Él y Floki fueron mis verdaderas figuras paternas, y por esa razón cada vez que te veo, no puedo evitar sentir que les he fallado. Y a pesar de que es verdad, ese dolor no sé compara con el de saber todo lo que te causé. No merecías ser golpeada por mi, no merecías mis traiciones, o todas las peleas en las que yo creí que tú me debías algo -Ivar finalmente puede observarla a los ojos. Si bien, lo que dice no es exactamente como lo planeo o en el orden que quería expresarlo, sólo desea deshacerse de lo que siente, como si tuviera el tiempo contado

-Cada vez que recuerdo las palabras del vidente, no puedo dejar de sentirme el hombre más imbécil. Pero es aún más estúpido saber que nada de lo que yo pueda decir solucionará lo que hice. La vida sin ti no ha sido vida. Y peor aún, no he podido amar a nadie como lo hice contigo, tenías razón con cada palabra que dijiste cuando te marchaste. Ahora no puedo evitar sentir asco de mí, de la persona en que me convertí, de todo lo que te hice, y lo que le hice a Hvitserk, pero ¿de qué sirven las disculpas? Les hice tanto daño a los dos, arruiné sus vidas. Y no quiero que digas que los dioses lo querían así, necesito hacerme responsable de lo que provoqué, y no hay día que no lo pague. Tampoco importa lo mucho que he cambiado, o las cosas que intento hacer para remediarlo, mis desiciones nunca podrán ser borradas.

Frida siente sinceridad por parte del chico, y eso le causa escalofríos. Por alguna razón teme. Sin embargo, no hará algo para detenerlo.

-Te herí Frida, quería ser como los demás vikingos, pero fue tarde cuando descubrí que jamás habría podido ser como los demás, porqué te tenía conmigo, te tuve, y eso fue lo que me hacía diferente. Arruiné todo, y ya no te tenía a mi lado cuando descubrí que ni siquiera 100 hijos podrían cubrir el vacío de no tenerte. Y cuando Freydis me traicionó, pensé que tú jamás me habrías hecho eso, ni siquiera lo habrías permitido, siempre habrías estado dispuesta a soportar mis humores, apoyar mis dolores, tolerar mi insolencia y mis días malos, jamás sin dejar de amarme. También fue tarde cuando descubrí que tú eras la única que veía algo bueno en mí, y comprendí tus palabras: el chico que amabas había muerto, yo lo había asesinado, y junto con él te asesiné a ti también, y eso no fue justo.

Ivar presiona ligeramente la mano de Frida, y ella hace el mismo gesto, dándole valor para continuar hablando, a pesar de que el sólo contacto con la mano de su exesposa le quita el aliento.

-Intenté traicionarte apenas tuve la oportunidad, y esa fue la decisión que me llevará a la muerte. Tenías la posibilidad de elegir a cualquier hombre que desearas, incluyendo reyes extranjeros y más ricos, pero jamás me dejaste. Y todo ese tiempo sólo me cuestionaba ¿Por qué me habías elegido? Y me obsesioné con intentar responder esa maldita pregunta, que me olvidé del hecho de que me habías elegido. Después de que te fuiste sentí rabia contra ti, pero de lo único de lo que habías sido culpable era de nunca haber pensado primero en tí. No sólo fui egoísta contigo, hice que tú fueras egoísta contigo misma -Frida ahora llora, y Ivar sabe que ella lo está escuchando, eso lo motiva a seguir seguir.

-La parte más difícil no fue despertar sin ti a mi lado, o intentar sustituirte por una mujer por la que jamás habría sentido ni un poco de todo lo que sentía por ti, tampoco fue observar esos harapos que encontraron en el bosque, llenos de sangre y tierra, la parte más difícil era seguir respirando sabiendo que mi vida no habría sido tan miserable si no hubiera tomado tres decisiones. Te destroce, y tú no lo merecías, no merecías estar conmigo, debías estar con alguien más, y tal vez en el fondo yo lo sabía, por eso no dejaba de cuestionarme: ¿Por qué me elegiste a mí? Pero en realidad sé que tampoco nadie habría sido digno de ti. Sólo eres una diosa que fue olvidada en la tierra. Ningún hombre o mujer estaba preparado para ti, pero cuando me elegiste me condenaste a ti, y al amarme te condenaste a mí. Odio que los dos estemos sufriendo por lo que pasó entre los dos, pero no hay forma de cambiarlo, y ese será el mayor tormento que no me dejará morir en paz. Y a pesar de todo aún sigo cagándola. No debí traerte a Rus. Oleg no es bueno, y he visto sus intenciones. De nuevo vuelvo a provocarte sufrimiento por mis estúpidos deseos, y tengo miedo.

Ivar ha terminado. Probablemente más tarde recuerde más cosas que habría querido decirle, pero por ahora tiene suficiente.

-No me quites el mérito de mis propias decisiones, aún tengo capacidad de elección -pide ella al borde de las lágrimas y con una sonrisa-. Pude elegir la muerte o venir aquí, y decidí esto.

Esa tierna, cálida y triste sonrisa es suficiente para que ella corresponda el gesto con una sonrisa débil y cansada, mientras esos delgados dedos femeninos acarician la mano de Ivar, confortándolo.

Esa tierna, cálida y triste sonrisa es suficiente para que ella corresponda el gesto con una sonrisa débil y cansada, mientras esos delgados dedos femeninos acarician la mano de Ivar, confortándolo

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FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora