Esta historia en un principio iba a ser un simple One-shoot, pero ... la historia me gustó tanto que decidí hacer una historia completa.
En ésta historia seguiremos la historia de amor de un dragón y una bruja blanca.
Pero también habrá un objetivo...
- ¡Vamos! ¡Te lo explicaré en el bar! - exclamó la albina.
La demonio voló junto a Natsu hacia el bar, aunque el peli rosa se notaba claramente confuso al ver cómo muchos seres mágicos, incluidos algunos que estaban de paso en el reino elfo, estando en la misma situación que los demás.
- ¡¿Me puedes explicar que demonios está pasando?! - preguntó con un tono molesto el dragón mirando de reojo a la demonio la cual mantenía una mirada seria.
- Sólo debes saber que estamos jodidos, pero prefiero hablar en un sitio más seguro - indicó la demonio señalando al suelo.
Un montón de seres mágicos estaban con armas de larga distancia y algunos parecían estar preparando ataques, cosa que llamaba la atención de ambos.
- ¿que?
Y de la nada todos comenzaron a atacar al dragón del fuego ignorando totalmente a la demonio. Natsu era lo suficientemente habilidoso cómo para esquivarlo todos, aunque cada vez costaba más.
- ¡¿Por que sólo a mí?!
- Por que eres hombre - respondió la albina acelerando un poco más el ritmo del vuelo.
- ¡Eso es sexista!
- ¡No es broma Natsu! ¡Los poseídos siguen la voluntad de Mikaela! ¡Y su voluntad es eliminar a los hombres! - explicó la albina deteniendo su vuelo en el aire para girar a ver al dragon - ¡Natsu!
El peli rosa tenía un leve corte en su mejilla por una de las flechas que rozó la mejilla de el chico el cual rápidamente se cubrió la mejilla por pura inercia.
- Mierda, me han dado- se lamentó el peli rosa.
Mirajane sujetó de la muñeca al peli rosa para después volar a más velocidad arrastrando al príncipe dragon el cual se notaba confuso.
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- Oye ¿Por que no nos atacan? - preguntó la humana de cabello rojizo observando cómo los seres mágicos básicamente ignoraban a un encapuchado y a una humana que pasaban por ahí.
- Sólo atacan a hombres
- Entonces eres mujer - dedujo la humana colocando sus manos sobre su cintura.
- Y tu reptiliana.
- Por suerte no lo soy, y la verdad es que es muy ofensivo que me compares con esas lagartijas - dijo claramente molesta la caballero sacando rápidamente su espada y colocándola justo en el cuello de la misteriosa encapuchado.
- Disculpa, pero tu ojo derecho no dice lo mismo - indicó la encapuchado sin ni siquiera temblar al estar siendo amenazada por una espada.
