Esta historia en un principio iba a ser un simple One-shoot, pero ... la historia me gustó tanto que decidí hacer una historia completa.
En ésta historia seguiremos la historia de amor de un dragón y una bruja blanca.
Pero también habrá un objetivo...
El verdugo acercó su antorcha con la punta cubierta en fuego a la paja que había cerca de la madera para así hacer que el fuego se fuera esparciendo por la madera. La paja se prendió en fuego y rápidamente el fuego se fue extendiendo.
La peli roja sollozaba adolorida a pesar de que nadie se daba cuenta el dolor punzante de su pecho la hacía sentirse cómo la persona más solitaria de este mundo. Sus manos cerradas en un puño se encontraban sobre sus ojos. Una leve ventisca hizo que el pelo rojizo de ella volara con el viento.
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El sentimiento de la traición no se igualaba al sentimiento de triste al ver a su amiga, compañera y ser querido a punto de ser quemada viva en frente de ella.
Además la peli roja no podía salvarla. No podía traicionar ni al reino ni a su propio raza. Lo que la rubia había hecho, seguramente durante años era imperdonable. Además sus palabras, parecían dichas por una muñeca en lugar de un ser humano.
Claro, si es que a la bruja se le puede considerar humana. Desde la aparición de la primera bruja hasta la actual nunca se ha sabido si clasificarlos cómo humanos o seres mágicos.
Mientras tanto la albina miraba a la peli roja con una leve sonrisa en sus labios. Colocó su mano cerrada en un puño sobre su cadera mirando atentamente a Erza.
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— Esto es interesante — afirmó ella.
Mientras tanto el brillo del fuego destacaba ante el atardecer que estaba sucediendo. Las llamas ya tocaban la punta de los dedos del pie de la bruja, la cual permanecía con su cabeza gacha. Las hebras de cabello de color dorado se movieron con el viento.
Poco a poco ella alzó su cabeza dejando ver perfectamente los ojos de color chocolate de la chica estallaban un extraño brillo de nostalgia. Tan irracional, pero a la vez tenía tanto sentido para la rubia aquél sentimiento.
La rubia a penas sentía el dolor del fuego quemando sus pies. Sus piernas están adormecidas a causa de las palizas que había recibido en la celda de parte de los soldados. Así que en verdad no le importaba.
