Kaigi

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— Creo que éste es el final del pasadizo — afirmó el Dragneel.

El grupo conformado por Natsu, Juvia y Wendy habían llegado hasta el final de de el túnel encontrándose con una pared la cuales impedía el paso de el grupo de tres.

Juvia colocó su mano sobre la pared de roca casi de manera inconsciente, sintió un escalofrío pasar por su espalda. Sentía que algo muy malo hiba a pasar al traspasar aquella pared.

— Juvia tienen mal presentimiento — afirmó de manera nerviosa la peli azul mayor retirando rápidamente su mano.

— No tiene por qué preocuparse Juvia-san – dijo Wendy tratando de tranquilizar a la peli azul.

La dragón del cielo sujetó la mano de la ninfa entre las suyas a manera de consuelo hacia Juvia la cual solo asintió con una leve sonrisa nerviosa en sus labios y sus cejas arqueadas.

Ni la mismísima Juvia sabía por qué, pero sentía que si que había algo por lo cual preocuparse. Desvió de nuevo su mirada a la pared. Su sonrisa desapareció y una mirada melancólica se instaló en sus ojos.

— No tengo por qué preocuparme — repitió tratando de convencerse a sí misma ya que no estaba totalmente segura de que eso fuera verdad.

No encuentro la palanca para abrir esa pared — explicó el peli rosa colocándose justo en frente de ambas chicas — Así que habrá que hacerlo a la antigua usanza – afirmó el peli rosa.

Natsu golpeó su puño contra la palma de su mano haciendo que unas pequeñas llamas salieran de allí. Sonreía de oreja a oreja mientras fruncia levemente su ceño demostrando decisión en su mirada.

Entendió sus alas dejando detrás suyo a Wendy y a Juvia, la menor, que sabía perfectamente lo que hiba a hacer su querido amigo indicó a Juvia que debería ir hacia atrás para mantenerse segura.

Hagame caso, por favor, Natsu-san es muy.... poco delicado — dijo con una sonrisa nerviosa la joven dragona .

Y efectivamente, Natsu envolvió su puño en fuego y golpeó la pared de roca destrozandola al instante y permitiéndoles el paso al grupo de tres. La fuerza bruta de los dragones era algo muy rumoreado entre otras especies y efectivamente, por la facilidad que demostró el príncipe dragón a la hora de roer la pared se notaba que era cierto.

— Valla, la pared era menos resistente de lo que me esperaba comentó un tanto decepcionado el peli rosa dejando caer sus brazos a los dos lados de su cuerpo.

— No creo que eso sea lo más importante afirmó la peli azul con una pequeña gotita de sudor cayendo por su cien.

Después de aquello el grupo de tres comenzaron a caminar hacia el interior de el otro lado de la habitación. Se podía ver una especie de pasillo recto con distintas celdas en las paredes las cuales estaban una al lado de la otra. Parecía que estuvieran en una especie de cárcel. Juvia sintió un escalofrío pasar por su espalda, abrió sus ojos de par en par con sorpresa y horror. Llevó su mano a su pecho y apretó su ropa en sus manos. Enarqueo sus cejas con preocupación mientras apretaba con fuerza sus dientes.

Ella reconocía perfectamente ese lugar.

Tragó duro y no pudo evitar que un sollozo escapara de entre sus labios  llamando la atención de la peli azul de cabello largo la cual giró a ver hacia la ninfa la cual miraba con horror todo el lugar.

Juvia-san — susurró con preocupación la pequeña niña.

La peli azul bajó su cabeza haciendo que su flequillo tapara sus ojos. Apretó con fuerza sus manos en un puño hasta el punto que sus nudillos se volvieron de un color blanco.

Corazón de brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora