Goddomazā

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El silencio inundó todo el lugar. Mirajane, miraba con sus ojos abiertos con sorpresa y tristeza, su labio inferior temblaba y parecía haber empalidecido, una lagrima salía de el borde de el ojo de la dueña de el bar. Su mano estaba sobre su pecho el cual subía y bajaba por su respiración irregular.

Por otro lado la rubia miraba con sorpresa y pequeñas lagrimas saliendo de los ojos de la rubia, apretó la foto que aún sostenía entre sus mano y enarqueó su cejas con preocupación, dió varios pasos hacia tras hasta chocar contra la estantería de libros. 

¿Cómo es posible?

Nadie debería acordarse

¿El hechizo no funcionó con ella?

No

NO

¡NO!

¡ESO ES IMPOSIBLE!

Pensamientos cómo esos inundaban la mente de la bruja la cual apretó con fuerza sus puños y sus dientes. Se sentía aterrada ¿Acaso esa mujer sabía sobre el hechizo? ¿Su familia? Aquella mujer parecía reconocerla cómo su madre. Era posible, al fin y al cabo, tenía varios años a pesar de su aspecto joven, cosa que caracteriza a las brujas, el lento envejecimiento de estas tras superar la mayoría de edad.

Pero esa teoría fue fácilmente descartada. En la foto aparecía su madre embarazada de ella, ya que ella era la única hija de su madre. Entonces, eso significaba que Mirajane había conocido a su madre, minimo desde hace 19 años. 

¿Cómo? — preguntó la rubia con un tono inseguro.

En los labios de la albina apareció una leve sonrisa en sus labios, parecía que sus ojos reflejaban una esperanza y algo de ilusión. Dio un paso al frente separando con sus tacones los trozos de la taza que estaban en el suelo.

Layla ¿Eres tu? En verdad, eres tú, no has cambiado nada en todos estos

¡Cálla! — gritó la rubia para la sorpresa de la albina la cual detuvo su paso al mirar atentamente la mirada de la bruja.

Está asustada.

Eso sorprendió a la albina, y la preocupó, la sonrisa de sus labios desapareció, miró con algo de preocupación a la chica y alzo una de sus manos, tratando de tocar la piel albina de la pequeña chica la cual parecía estar todo el tiempo alerta. 

¿Layla? ¿Estás bien? — preguntó la oji azul.

Cuando su mano estuvo a punto de tocar la piel de la chica ésta reaccionó, al fin había reaccionado tras un episodio de aturdimiento. Hizo un movimiento en frente suyo de manera que golpeó la mano de la albina. Después de eso Lucy frunció su ceño y sollozo, pero rápidamente, limpió con la palma de sus manos las lagrimas que caian de sus mejillas. La Heartfilia frunció su ceño y miró con desconfianza a la albina, el brillo de sus ojos desapareció dejando tan solo su característica  mirada fría la cual reflejab ira pura hacia aquella elfa la cual mostró sorpresa ante la expresión de ella.

¿Cómo conoces ese nombre? — cuestionó fríamente la rubia.

¿No-no eres La-layla? —  preguntó con sorpresa la elfa colocando sus mano en frente de su boca.

Y en ese mis momento Mirajane abrió sus ojos son algo se sorpresa y colocó su mano en frente de su boca, al mismo tiempo que abría sus ojos de par en par albmismo tiempo que su pupila empequeñecia.

¿Lucy? — cuestionó la albina.

Dio un paso al frente la albina, pero la rubia frunció su ceño y hizo un movimiento rápido en frente suyo.

Corazón de brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora