Corazón de bruja

Mirajēn no shinjitsu

Mirajane se alzaba en frente del elfo demostrando su forma demoníaca. Sus alas extendidas y una mirada que expresaba puro odio y rencor hacia Hades el cual se mostraba asombrado.

Ni en sus peores pesadillas se habría imaginado que al final la demonio a la cual había estado chantajeando para que no dijera nada sobre su pequeño laboratorio.

— Me he hartado de ocultarlo Hades — declaró con una voz demoníaca la albina.

La demonio puso sus ojos en blanco y la magia a su al rededor comenzó a amontonarse convirtiéndose en un aura aterradora y cargante la cual conseguía intimidar al elfo el cual dio un paso hacia atrás.

— ¡Te mataré! — gritó Mirajane con un grito desgarrador. Que gracias al sonido que se desataba en la batalla contra los humanos.

Hades se vio forzado a cubrir su cara con sus brazos. Cerró con fuerza sus ojos ya que era incapaz de ver nada a través de esa densa aura maligna.

Sentía que su piel quemarse ¿Tam potente era la magia de aquellos legendarios demonios? Por algo eran seres mitológicos.

Cuando al fin fue capaz de abrir sus ojos se dio cuenta que entre sus manos la albina estaba cargando un ataque mágico de pura energía oscura.

— Prepárate

Y tras decir esas palabras la demonio lanzó un ataque de gran magnitud fue lanzado en contra de el anciano. Al cual noble dio tiempo a esquivar el ataque.

El ataque impactó de lleno en contra Hades mandandolo contra una de las paredes la cual se destrozó ante el impactó. Las rocas cayeron sobre el cuerpo del hombre.

La albina bajó sus manos mientras y rápidamente su cuerpo se volvió a rodear de magia para después retomar su forma con aspecto de elfa. Sentía la adrenalina por todo su ser, al final ya había llegado a su límite, y un poco de su antigua yo volvió ya que no lamentaba la muerte de aquél hombre.

— Con que una demonio — se escuchó la voz débil de una mujer.

La albina abrió sus ojos cómo platos al escuchar la débil voz de su ahijada la cual no sonaba con un tono de asco ni con un tono miedo. Sólo... solo sonaba cansada.

Rápidamente Mirajane giró sobre sus talones para ver a la rubia la cual seguía sentada en contra de la pared, con sus ojos levemente abiertos. Ella mantenía una expresión sería en su rostro mientras miraba con cansancio a la demonio.

— ¡Lucy! — llamó exaltada la albina.

Mirajane rápidamente se acercó a la bruja la cual seguía debilitada, con el sentimiento de estar semi atontada por la falta de magia en su cuerpo.

La albina se arrodilló en frente de la rubia de ojos achocolatados la cual miraba a los ojos celestes de la albina los cuales mostraba preocupación. Colocó sus manos sobre los hombros de la rubia.

— ¿Por qué usaste toda tu magia? ¡Podrías haber muerto! Si una bruja se queda totalmente su magia

– puede morir — interrumpió rápidamente la rubia soltando un suspiro de agotamiento.

Lucy conocía bien los riesgos, a pesar de que ponía en peligro su vida la probabilidad de morir de una bruja por déficit de magia era del 10%, dependiendo del estado físico.

La única excepción era cuando la bruja estaba embarazada, ya que el primer bebé se lleva un 50% de la magia y la energía de la rubia aumentando la probabilidad de muerte al 60% además de que limita a la mitad la cantidad de magia que puede usar la bruja.