-¿Qué ocurre señor? - pregunto temerosa de la respuesta.
-¿Vives aquí? - responde el con una de sus camisas cejas arriba.
Le indico el número del piso y departamento, ante ésto el hace un gesto que hace que tenga la sangre en los talones.
-Entonces tú dime lo que ocurre, ¿Dejaste algo en el horno antes de salir de casa?
Yo siento avergonzada.
Su suspiro y la mirada de desaprobación me hacen sentir una niña pequeña nuevamente.
-Tienes mucha suerte que no pasará a mayores, ¿tienes una idea de cuántos incendios son provocados por gente como tú? Pudiste perder toda tu casa, o peor aún, pusiste en riesgo a todo el piso, a todo el edificio! ¿En qué estabas pensando?
-Lo siento, fue un accidente. - digo cabizbaja y verdaderamente avergonzada de mi estupidez. -¿Están todos bien?
-Si, como dije, tuviste mucha suerte, uno de tus vecinos reportó un olor extraño y humo negro, tu departamento está repleto de humo y gas, faltó muy poco para que iniciará un incendio, pero solo perdiste tu horno, está descompuesto y gracias a ello se apagó, éste dejó escapar el gas y me temo que no podrás pasar la noche aquí.
Termina de hablar y se gira para recibir a sus compañeros que van saliendo de mi edificio, pero antes de dirigirse al camión rojo me mira nuevamente y dice.
-Por cierto, tienes que pagar la multa en el ayuntamiento, mañana estaremos aquí para asegurarnos de que sea habitable, por ahora ten un buen día.
Se monta dentro y parten rumbo a la estación, dejándome con los vecinos entre quejas y preocupación colectiva, al final me disculpo con todos y vuelven de a poco a sus casas.
-¿Te sientes bien? - pregunta Viktor con una mano en mi espalda.
Ante el contacto no puedo soportar más la presión y una lágrima se escapa por mi mejilla, el se limita a tomarme en sus brazos y hacer círculos en mi espalda con su mano, dándome espacio para dar rienda suelta a sacar el estrés a manera de llanto tendido.
Dentro de su abrazo siento calidez y protección, es como si estuviera siendo protegida por Todd, un abrazo que reconforta y tiene un matiz de casa.
-Siento hacerte pasar por ésto. - digo separándome y secando mis lágrimas restantes.
-No te preocupes, yo me ofrecí a ayudar, no hay nada que disculpar, el hecho de que estés bien es más que suficiente para mí. Si puedo ayudar en eso, lo haré.
-Siempre sabes que decir, cierto? - pregunto sonriéndole.
-Lo intento, a decir verdad, me incomodan los momentos silenciosos.
Habla y ambos reímos, internamente agradezco haberme topado con éste chico, está ayudando bastante a qué no enloquezca o me de un ataque al corazón.
-¿Ya sabes en dónde pasarás la noche?
-No realmente, creo que rentaré alguna habitación de hotel.
Contesto sentándome en la acera, mi acompañante me imita y nos quedamos un momento en reflexión.
-Puedes quedarte en mi casa. - responde él al cabo de un rato.
Lo miro con una sonrisa en mi rostro y antes de que hable el toma la palabra nuevamente.
-Sé que es extraño, pero no te preocupes, no dormiré ahí, puedo quedarme en el hospital ésta noche y tú puedes dormir tranquila.
Sus palabras me ponen a reflexionar, a decir verdad no tengo muchas opciones, es eso o preocupar a mis padres y pedirles dinero.
-Te pagaré por usar tu casa.
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Vuelve a mí, Adam [COMPLETA]
RomanceSegunda temporada de "Solo llámame Adam" "¿Crees poder perdonarme?" "No lo sé." "Lo siento." -Con una trayectoria casi impecable y una carrera traída de la tumba, llega una vez más al cuadrilátero para probar suerte. Con 1.88 metros, 83 kilogramos y...