Capítulo 34

5.9K 432 14
                                    

Una punzada en mi cabeza se clava causando que apriete los ojos cerrados intentando evitar el paso de tan molesta luz que pareciera se empeña en ser notada por mi, me quejo dando vuelta en la cama para mantener mi cabeza enterrada entre las almohadas, finalmente después de un rato el malestar disminuye y tomando un profundo respiro separo el rostro del inmaculado revestimiento de tela para girar nuevamente y abrir de a poco los ojos dejando que me acostumbre lentamente a la iluminación.

El recuerdo de lo pasado la noche anterior llega a mi sin un imprevisto, de golpe y por sorpresa la imagen de Viktor y yo besándonos para después terminar con nuestra separación prematura gracias a mi, regresando a la mesa con nuestros acompañantes para un trago tras otro acabar perdiendo la cuenta de cuanto bebido intentando nublar mis pensamientos culpables por saborear a mi ex novio en aquel encuentro.

-Soy de lo peor.

Me digo a mi misma en la soledad de mi cuarto.

Decido ponerme de pie para tomar una ducha y dejar atrás el olor de licor que inunda mis fosas nasales intentando que aquello también enjuagase mi mente y logre olvidarme de lo ocurrido la noche anterior.

-La noche anterior.

Digo nuevamente para mí con una sorpresa por recordar el episodio del extraño que se me presentó en el club.

-Emma, eres una tonta. - me reprimo por no avisar a mi hermano de aquello, si lo que decía el chico que conocí años atrás era una mentira entonces significaba que había un tipo siguiéndonos de cerca durante tiempo atrás.

Me apresuro para hablar con Todd lo más rápido posible, salgo de la ducha en un tiempo récord y me visto con lo primero que encuentro en el armario casi recién desempacado.

Me dispongo a buscarlo en su habitación pero al abrir la puerta la imagen de Viktor con el puño listo para llamar a la puerta que ahora es inexistente se presenta frente a mi.

-Emma.

-Viktor.

Decimos igual de sorprendidos por tal casualidad.

-Yo... quería saber cómo te encontrabas, traje esto para ti, para el dolor de cabeza, también te traje un poco de agua, es importante que te hidrates si tienes resaca.

Habla mientras me extiende una botella de agua junto con una caja de pastillas para combatir la migraña, tomo los ítems que me ofrece con una pequeña sonrisa, sin poder evitar pensar en lo sucedido entre nosotros, pareciera que a el le ocurre exactamente lo mismo cuando nuestras manos se rozan por apenas milímetros y el retira la propia ante aquel toque con un ligero tono rojizo esparciéndose por su rostro.

-¿Ya desayunaste? - pregunta mirándome a los ojos nuevamente.

-No, yo, bueno, recién desperté, iba camino a buscar a Todd pero... ¿Quieres acompañarme a comer algo?.

Necesitaba hablar con mi hermano, pero el hecho de tener a Viktor a solas para preguntar acerca del parentesco que acusaba el chico del club con el doctor es algo que tenía que aprovechar.

-Por supuesto, ¿Qué te apetece comer?

Luego de una charla bastante informal a lo largo del apresurado almuerzo dentro del complejo hotelero que consistió en su mayoría de comida sin grasas y una que otra taza de café (gracias a que según el médico practicante aquello beneficiaria a eliminar la resaca) me dispongo a cuestionar acerca de la información que el día anterior me había sido proporcionada.

-Viktor, ¿puedo preguntar algo?.

-Lo que sea preciosa, ¿Qué ocurre?.

-Recuerdo que una vez me dijiste que vivías en Boston con tu madre, pero que te habías mudado a Rusia por un tiempo.

-Correcto.

-Bueno, no quiero ser entrometida, es solo curiosidad, pero, ¿Siempre han sido solo tu madre y tu?.

Le veo asentir por un momento sin mirarme directamente  a los ojos, pero luego de un pequeño suspiro sus orbes azules se posan nuevamente en mi para responder con una sonrisa en la cara.

-Verás, mi padre era alguien un tanto bestia, siempre le escuchaba pelearse con mi madre por temas de dinero y cuando nos fuimos ella intentó convencerme que había sido debido a una oportunidad de trabajo para ella en Rusia, yo era muy joven pero no era estúpido, sabía que el era pésimo para los negocios, solía ganar mucho dinero en un solo día pero lo gastaba igual o incluso más rápido, escuchaba a mamá decirle que estaba cansada de tener que esperar a que su gimnasio rindiera frutos, siempre se molestaba porque el pidiese prestado dinero para intentar despegar aquella fantasía de encontrar talentos en las calles y darles un cupo antes que desperdiciaran sus vidas, el era un oportunista y quería hacerse pasar por la madre Teresa frente a mi madre. El, bueno, sé que en su juventud se dedicaba a los deportes y creo que se obsesionó con hacer de ello su fuente de ingreso a cualquier costo. Pero un día mi mamá llegó al límite de su paciencia, mi padre me había obligado a entrenar para probar mis capacidades, yo nunca había formado parte de aquello porque eso de darme de hostias con la gente me parece algo sin sentido, el me hizo hacerlo de igual manera y terminé con un ojo morado durante 3 semanas, nosotros nos mudamos por ese entonces, yo había decidido irme con ella, al tiempo se completó el divorcio y ambos decidimos que utilizaríamos su nombre de soltera para comenzar desde cero cuando regresamos a Estados Unidos.

-Entonces Connor es por tu madre.

Digo sorprendida por la historia recién contada.

-Así es, es más corto y causa menos impresión que el de mi padre.

-¿Y jamás volviste a verlo?, quiero decir, a tu padre.

-No, le perdí la pista ese mismo año, no me interesaba saber de alguien que quería utilizar a sus hijos como carne de carnada para hacerle ganar dinero.

-¿Hijos? - pregunto alzando una ceja de manera inconsciente, no había mencionado a ninguna otra persona fuera de el o sus padres dentro del relato hasta ahora.

-Hijos. A mi no se me daban los deportes de contacto pero recuerdo que a mi hermano le encantaban, al final fue por eso que Vladimir se quedó en Boston con mi padre.

Vuelve a mí, Adam [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora