Capítulo 27

7.4K 572 43
                                    

Luego de una pequeña siesta de dos horas mi sueño se ve interrumpido, dentro del pequeño cubículo individual destinado en los asientos de primera clase diseñados para largos vuelos un sonido se hace presente lo suficientemente sutil para que lo note.

Con los ojos entrecerrados paso mi mano por mi cara para intentarme hacer despertar aún más, la figura en cuclillas frente a mí hace que logré espabilar para dirigirme hacia ella.

-¿Qué ocurre Adam?.

-Emma, oye, ¿puedes revisar el catálogo de películas por favor?

Su pregunta hace que le mire confundida, ante esto miro la hora para cerciorarme de que aún quedan 5 horas de vuelo por delante.

-¿Qué? ¿Por qué necesitas eso?.

-Quiero comprobar una teoría.

Responde mirándome serio.

Me decido a hacer lo que me pide para terminar con aquello y continuar durmiendo, tomo asiento para manejar de manera más cómoda la pantalla que hay frente a mí, en ella me desplazo por la interfaz y selecciono el catálogo de filmes disponibles.

-Aquí tienes, ¿Qué es lo que ocurre?.

Su respuesta no llega de manera verbal, en su lugar entra un poco más en mi cubículo y comienza a desplazarse por la pantalla táctil.

-Lo imaginé... - dice casi en un susurro. -Emma, tu si tienes disponible Kill Bill!

Aquello llama mi atención en sobremanera, pero intento estar tranquila para poder comprender el por qué de la intromisión.

-¿Tu no puedes verla? - pregunto para distraer la atención.

-No, me dijeron que las películas son aleatorias y dependen del asiento, yo tengo algunas y el de al lado tiene otras, yo tengo Diario de una pasión y tú tienes a Tarantino.

Sus ojos brillaban con la tenue luz que salía de la pantalla frente a su cara, mirándome completamente a mi con una pequeña sonrisa continúa hablando.

-Tenía ganas de verla, solo era curiosidad, perdón por despertarte.

Dice agachando la mirada para negar ligeramente y ponerse de pie para, lo que creo que es, regresar a su asiento.

-Espera. - le digo sin pensarlo. -Podemos verla, ¿Quieres quedarte un rato?.

Mi pregunta hace que se gire para mirarme con los ojos aún más brillantes y una gran sonrisa en su rostro.

-¿Puedo? - cuestiona emocionado.

Ante tal acción sonrío y me hago un hueco a mi lado para que el pueda tomar lugar junto a mi en el pequeño espacio que imita un sillón individual.

El se acomoda con facilidad, su cuerpo se ajusta a mi lado dejando el espacio justo entre nosotros para no tocarnos demasiado.

Mientras por mi cabeza pasa la idea de relajarme ante el momento pensando en que no es más que una película y solo eso, Adam se dedica a ponerla en reproducción y conectar el cable de los cascos, me pasa uno de ellos y ambos quedamos con uno cada uno.

Mientras el intro comienza, le miró una vez más con una interrogante que había estado a lo largo de los últimos años.

-¿Por qué Tarantino? - pregunto acerca de su gusto por la filmografía del director.

-Me recuerda a alguien.

-Ah. - respondo reprimiéndome por preguntar en primer lugar, la idea de hacia unas horas acerca de un posible futuro juntos se comenzaba a derrumbar nuevamente, quizás después de todo, si que aquello entre nosotros había terminado y yo no hacía más que negarme a ver la realidad.

-A mi madre.

Dice interrumpiendo mis pesimistas pensamientos.
El nombrar a la mujer que le trajo al mundo era un tema extremadamente difícil para el y lo sabía, en los años que estuvimos juntos no habló mucho acerca de su pasado, me dio algunos detalles pero jamás llegábamos tan profundo, quizás nos concentramos demasiado en el futuro en ese entonces.

-Entiendo. - respondo sin saber muy bien si presionar o dejar de lado aquel comentario.

La película comienza y decido que es suficiente de hablar, dejaría que ambos disfrutáramos del filme.

Al poco rato me descubro extremadamente relajada pero con una punzada en mi espalda por la posición en la que me encuentro.
Mi acompañante se da cuenta gracias a que me renuevo con una pequeña mueca en mi rostro.

-Ven aquí. - me dice abriéndose de brazos y acercándose hasta ponerme con medio cuerpo sobre el, me pasa por encima sus brazos y yo me quedo expectante ante esto, le siento tensarse y me mira para decir -Lo lamento, la costumbre, creo, déjame regresar a mi asiento, ya te molesté demasiado.

Hace el amago de levantarse para irse, pero yo le detengo, aprisionándole debajo de mí y rodeando su torso son mi brazo para hacer que se quede en su lugar.

-Descuida, solo es una película.

Digo para hacer que continuemos con esa cercanía mientras el filme continúa.

La calidez que me transmite Adam me transporta hacia sentimientos que extrañaba de manera inconsciente, la sensación de encajar a la perfección y sentir que estamos hechos el uno para el otro invade mi pecho haciendo que nuestros latidos logren acompasarse, estar con el jamás fue un subidón de energía, estar con el era experimentar la tranquilidad y paz más agradables del mundo, extrañar estar a su lado para sentirme en mi hogar es algo con lo que pasé meses torturándome y el por fin tenerle así de cerca me llevaba a rememorar aquellos días en los que todo estaba bien y no se necesitaban palabras para comunicarnos que estaríamos el uno para el otro incondicionalmente. 

Y ahí, dentro de ese avión en un reducido espacio me encuentro fantaseando con que todo lo que había acontecido no era más que un mal sueño, el abrazo de Adam rodeándome hace que imagine un escenario utópico en el que lo nuestro nunca terminó, me hace pensar en que estoy nuevamente en casa y que aún queda una esperanza de que ambos nos sintamos de la misma manera, que ambos buscamos aquel punto donde conectar una vez más.

¿A caso tenía que pasar ese tiempo para que ambos nos diéramos cuenta de lo mucho que necesitábamos al otro para poder sentirnos completos?

¿Era necesario que estuviésemos a 42 mil pies de altura para acercarnos una vez más y dejar de lado aquello que en un principio nos separó?

¿Yo era la única que sentía como nuestros cuerpos amoldaban a la perfección como si se tratasen de piezas en un rompecabezas?

¿O a caso ésta era nuestra manera de hacernos ver lo que se escapaba entre nuestras manos?

¿Este era el último momento que tendríamos uno al lado del otro?

¿Estábamos despidiéndonos o dándonos una bienvenida?

Vuelve a mí, Adam [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora