Capítulo X

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        El lunes llegó y las imágenes de aquel día pasaban por mi cabeza mientras me bajaba del auto que la reina me había enviado. Llevaba en mi bolsa la ropa de Chispitas, no sabía si querría verme después de nuestra última plática pero debía devolvérsela y planeaba aprovechar la oportunidad para insistir en seguirnos hablando. Me costaba entender qué tenía él para que yo quisiera estar tan cerca suyo.

       Crystal, luego de que Thaniel se fue ese viernes, se puso furiosa conmigo e incluso llegamos a discutir. Dejé clara mi posición, le dije que no permitiría que volviesen a entrar al colegio, por lo menos no con mi ayuda y que me estaba pensando lo de no seguir en el proyecto.

        Iba a ir para mí habitación a dejar mis cosas, porque aún tenía tiempo hasta mi primera clase, pero me llegó un mensaje de la reina al móvil. Quería verme con urgencia en su oficina, así que decidí pasar directo por allá.

       —Violet, supe lo sucedido el viernes, si crees que no podrás seguir aquí lo entenderé.

      —No se preocupe, majestad. Estoy bien y no quisiera irme ahora.

      —Respetaré tu decisión, pero de todas formas decidí que te cambiaría de rotación, no creo que sea bueno que convivas con ellos por ahora.

       —Yo tampoco lo creo, intervinieron ángeles negros y tengo entendido que si ellos se meten en asuntos de vampiros y licántropos es... bueno me imagino que usted lo sabe.

         —Estoy al tanto y créeme, me alegra muchísimo que Uriel haya intervenido. No creo que de otra forma se hubiera podido evitar la masacre.

        En ese momento tocaron la puerta y la reina dijo que pasara. A la oficina entró el mismo hombre del viernes, el que había llegado con los demás ángeles negros.

         —¿Necesitas algo, Val? ¿Por qué la urgencia? Tengo una esposa que atender como para levantarme a estas horas —dijo sin formalidad alguna y la reina sonrió rodando los ojos.

        —No creo que atiendas a Alexa a estas horas, según sé, ella sí se levanta temprano para cumplir sus obligaciones. No como el comandante militar de nuestro país, que suele dormir sus mañanas.

       —Después de vivir tantos siglos el cuerpo necesita reducir estrés o moriré de nuevo. ¿Crees que lidiar con Kay durante todos estos años ha sido fácil? Al menos tú te tomas vacaciones de él de vez en cuando, ¿pero yo? Parezco su segunda esposa, me lleva a rastras a cualquier congreso diplomático —se quejó tomando asiento a mi lado—. Los pocos días que estoy aquí prefiero dormir las horas perdidas.

       —Con tantas leyes es obvio que Kay te lleve a los congresos con los demás presidentes del mundo, seguro que los convences a todos de que besen el suelo que pisan.

       Él hizo un ademán con la mano y apenas notó mi presencia. —Vaya, es bueno ver a tu "protegida" bien protegida —dijo y sonreí, para ser alguien tan importante no se veía demasiado serio en este contexto.

      —Gracias por lo del viernes, nos salvó.

     —Solo la fuerza militar de este país sería capaz de detener a esos niños locos. Nacen en una época de paz y avances y solo piensan en matarse. Qué habría dado yo por nacer con todos los privilegios y asistir a una escuela de remilgadas criaturas mágicas. No saben lo que tienen.

      —Estoy de acuerdo en ello —dijo la reina con un suspiro y se quedó mirando unas fotos que tenía sobre el escritorio, supongo que eran de su familia.

       —Hablando de niños problemáticos,  tengo que hablarte sobre Lian, estoy algo preocupado.

       —¿Qué sucede? Creí que había mejorado.

The Fall (Dark Angel V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora