Capítulo XXXI

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Sentí mi mundo venirse abajo al oír las palabras de Ulises, las cosas no podían ir a peor. Me arrepentía, me arrepentía a lo sumo de haber intentado matar a ese hombre, me arrepentía de no haberlo matado de verdad, era un maldito, no merecía nada.

—Ulises, no sé qué hacer— dije ida y vi en su rostro la comprensión.

—Deberías cambiarte y bajar, la situación es deplorable y créeme que el que tú padre te quiera es lo de menos.

—¿A qué te refieres?

—Cámbiate, Violet, ya lo sabrás cuando salgas.

Yo asentí y Ulises me dejó. Tomé de por allí unas ropas bastante normales y me las puse, encontré una chaqueta beige también y me la puse junto a mi guante. Salí de la habitación y me dirigí al salón principal de la casa. Me quedé sorprendida de ver a toda la familia real allí, incluso a personas que no había conocido aún.

Lian me vio llegar y de inmediato fue a donde estaba tomando mi mano y llevándome con los demás. No entendía el porqué de que estuviesen todos allí, aunque eso no duraría mucho porque escuché lo que tenían puesto en una gran pantalla holográfica que había en el salón.

«Pueblo humano de Ahrimán, ha llegado la hora de que nos levantemos y acabemos con la opresión de esas criaturas que han invadido nuestras tierras por siglos. Debemos unirnos, ellos nos han oprimido, han vivido de nosotros sin pagar las consecuencias de nuestras pérdidas. Muchos han muerto por su causa, pero ha llegado la hora de que se haga justicia»

Era Damien que estaba transmitiendo en vivo y pude ver como presentaban imágenes de ciudadanos quemando y atacando barrios de vampiros, licántropos y hasta de dracaes, ángeles negros y brujos.

«Muchas de estas criaturas han comenzado a emigrar como debieron hacer hace mucho tiempo, pero no las dejaremos escapar, deben pagar por lo que nos han quitado. El palacio ha sido saqueado y se encuentra en llamas por causa del pueblo en muestra de nuestras convicciones. No queremos estar más bajo su dominio, esta tierra es nuestra y la tomaremos»

Cuando vi eso miré el rostro del rey, no parecía molesto, sino más bien dolido y en ese momento lo entendí; le tenía por despiadado y cruel, pero si algo era cierto es que él había hecho de todo para protegernos a los humanos en medio de sus calles. Todos los ángeles negros eran nuestros guardianes y cualquier criatura que atacara a un humano era severamente castigada.

Él amaba al reino y amaba a las personas pertenecientes a él, a todas.

«En el Imperio Vampírico de Japón también han habiado ataques, en Aracadia, reino licántropo y, sin duda, en otros lugares donde habían criaturas de este tipo. Este será el fin de las criaturas mágicas en nuestra tierra, su reinado ha terminado»

Así que la guerra había llegado más allá de las fronteras de la capital de Ahrimán. Las cosas estaban mal, muy mal y ya entendía por qué toda la familia Heasting estaba en la mansión de Uriel, era el único lugar seguro por ahora, mientras no descubrieran que aquí estábamos todos. Damien había conseguido lo que quería, a todos los humanos en contra de las criaturas mágicas ¿Cómo lo había hecho? No tenía idea, hasta donde creí, a muchos les gustaba vivir en un reino exótico, pero al parecer estaba equivocada.

—Kay— escuché a la reina hablarle y tomar su rostro entre sus manos para que dejase de ver lo que proyectaba la pantalla—, todo va a estar bien, ¿sí?— le dijo pero la verdad es que hasta ella sabía que no sería así, todos lo sabíamos.

—No, nada está bien, Valeria— respondió él alejándose frustrado—. Muchos han muerto, otros han tenido que emigrar pero no hay lugar en este mundo para nosostros. No es solo Ahrimán, todo el mundo humano está en nuestra contra.

The Fall (Dark Angel V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora