The Fall (Dark Angel V)

Epílogo

Un año después...

—Y esa es mi historia— dijo mirando por el cristal que daba al exterior y tomando el café caliente en sus manos para beber.

—Oye, creo que me estás viendo la cara— contestó su amiga la cual llevaba diciendo eso desde que comenzó a contarle.

—Mira, sé que es loco pero... Es la verdad.

—¿En serio pretendes que me crea que hace un año convivíamos entre criaturas mágicas? ¿Hadas, ángeles, vampiros, licantropos y más? Me disculpas, Violet, pero es una completa locura— dijo la chica incrédula y ella sonrió.

—Sé que no me crees del todo, pero en el fondo sabes que te causa curiosidad ¿No te parece extraño? La estructura de Ahrimán es totalmente diferente a la de otros países, tenemos un castillo que nadie sabe de quién era, una escuela abandonada pero que parece haber sido habitada hace un año y de la cual nadie se acuerda, sin contar que hubo una guerra que nadie sabe muy bien por qué fue.

—Esos lugares son propiedad del estado y la guerra fue...— ella se cortó y Violet sonrió.

—No lo sabes porque tienen esa laguna en la mente y nadie le da importancia porque fueron los mismos humanos quienes les obligaron a irse.

—Está bien, digamos que te creo— dijo la chica cediendo un poco y bebió de su taza— ¿Por qué me cuentas esto a mí?

—Porque tengo un proyecto— respondió Violet—, un amigo me dejó algo hace un año y necesito gente para completar lo que quiero.

—Lo que te sobra es el dinero, Violet, puedes contratar a quien quieras.

—Lo sé, pero necesito que tú estés dentro.

—¿Por qué yo? No soy nadie importante— dijo encogiéndose de hombros mientras se arreglaba los lentes.

—Eres la más prestigiosa bióloga marina de todo Ahrimán, una aventurera y mi única amiga. Te necesito y quiero que vengas conmigo.

—¿A dónde? ¿Al tal Atlantis ese del que llevas hablándome todos estos meses?

—Exacto.

—Tienes que estar muy loca, Violet.

—Seren, el único hombre que amo en el mundo está en ese lugar, creí que no volvería a verle nunca pero tengo una oportunidad y no voy a desperdiciarla— Violet se puso en pie dejando el dinero de la cuenta sobre la mesa—. Si quieres aventura es lo que te ofrezco, si quieres creer que estoy loca pues quédate aquí, pero hablo en serio.

Y dicho eso salió del local. Seren se quedó mirando por unos segundos la taza de café que había en sus manos. Se había pasado estudiando unos cuantos años, trabajaba en un centro de biología marina muy prestigioso por sus descubrimientos y por los aparatos que habían inventando para rastrear y proteger animales de todo el mundo, sin contar todas los aportes a la genética que habían hecho, pero sentía que le faltaba algo a su vida; y Violet tenía razón, le gustaba la aventura.

—¡Eh, Violet Heasting!— le llamó corriendo evitando que esta se montara en su auto y fue hasta ella— ¿Cómo es eso de que iremos a Atlantis?— preguntó sin aliento y Violet sonrió.

—Anda, entra, te mostraré cuando lleguemos.

Ambas se subieron al coche y Violet le indicó la dirección a la costa al conductor. Estaban en una de las ciudades costeras de Ahrimán, no en la misma capital, Violet se había mudado para allá desde que toda la guerra acabó.

—Nunca me dijiste cómo habías sobrevivido a ese sacrificio— comentó Seren en cierto momento del trayecto.

—No tengo idea, solo recuerdo que desperté unos días después en el que era mi departamento antes de toda la historia con esto brillando en mi cuello— dijo mostrándole el colgante que Ciel le había dado—. Supuse que él lo hizo con esas intenciones.