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—¿D-Donde estamos? —pregunta Gabriel despertando de golpe, recordando que lo último que pasó es que iba a morir.
—Tranquilo, tranquilo... —Román lo empuja suavemente contra un colchón, pero no es el suyo ni esa es su habitación.
Están en un lugar tétrico con las paredes de piedra y sin ventanas. Lo máximo que alcanza a ver al fondo son unas escalerillas que conducen a algún lugar que está por encima del techo. El resto de las cosas no son más que un par de puertas, y una cama más como la suya, blanca y desaliñada.
—Después de lo que Margaret conseguí cogerte y huir. Ella se fue porque acabó muy malherida, debió pensar que podríamos matarla en ese estado, así que dejó para perseguirnos a vampiros más jóvenes que ella. Los despisté, después busqué un lugar donde ocultarnos y descubrí que en esta ciudad superpuesta el alcantarillado es en realidad un complejo de búnqueres subterráneos aislados que donde se esconden soldados que son avisados cuando hay problemas en la zona. Estos búnqueres solo se abren y se cierran con tarjetas de acceso específicas, así que cuando vi que salían de aquí dos soldados, un vampiro y un humano, pensé que era perfecto y los maté. He ocultado sus cadáveres y ahora podemos estar aquí por un tiempo, tenemos las identificaciones de esos soldados, así que nadie que no sea Margaret puede entrar y si ella pretende revisar toda la ciudad habitación por habitación tardará mucho en llegar aquí y encontrarnos. Por eso, tranquilízate y descansa ¿Si? Lo necesitas.
Gabriel se lleva una mano a la cabeza, está recibiendo demasiado información de golpe y se siente atosigado. El mareo todavía persiste, solo que ahora una migraña enorme viene de la mano de este. Román se levanta de la cama, haciendo crujir los muelles, y se convierte en un borrón a ojos de Gabriel.
—Como había un humano en esta base, tienen suministros de comida muy energética. Es toda enlatada y no tiene buena pinta, pero seguro que te hará estar mejor. Come. Yo revisaré que clase de armas tienen aquí para ver si algunas son útiles para nosotros.
Gabriel asiente, todavía confundido y tratando de procesar toda la información que Román le ha dado antes. Le entrega varias latas que no cree que vaya a acabarse y el chico las coge como sin darse cuenta.
Empieza a comer con los ojos perdidos en algún lugar del colchón, pensando en la situación en la que está. Román encuentra solo armas de fuego, no con mucha munición. Aparentemente todas son grandes y pesadas, así que Gabriel no podrá llevarlas en su estado en caso de que deban salir, así que aparta la única arma pequeña que encuentra: un revolver mediano sin más balas que las de su tambor lleno. Seis tiros, no es gran cosa, pero es mejor que nada.
Cuando termina de revisar las armas se volta, viendo a Gabriel rodeado de latas vacías y todavía pensativo. Su ceño se frunce y muerde su propio labio, seguramente recordando a Ángel, pero no tienen tiempo de lamentarse.
Igual que con Leoren, no solo le han robado la vida a un ser querido, sino también el luto a quienes le han perdido. No hay tiempo para llorar las muertes de Leoren y Ángel, necesitan vengarse rápido o sino no quedará nadie para llorarles. Deben actuar antes de sentir, pero a veces es tan difícil.
Román nota que, aunque sea por la frustración, el rostro de Gabriel recupera el color un poco, tornándose más sonrosado. Además, sus ojos parecen centrado, certeros como una bala y sus manos ya no tiemblan. Se recupera más rápido de lo esperado en un chico humano, es impresionante.

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Inmor(t)al [En Amazon] (Yaoi)
FantasyGabriel tiene un solo objetivo en la vida, matar a Román, el auténtico inmortal y acabar con su raza. Y Román tiene también un único objetivo, suicidarse. Ambas misiones parecen imposibles hasta que empiezan a sospechar que la inmortalidad de Román...