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*esta semana actualizo hoy porque como me van a operar luego estaré pocha y seguro que si lo dejo para después de la operación no actualizo uwu
Ángel despierta cuando siente la luna salir en el cielo, no tiene ventanas y si las tuviese no darían al exterior, sino a más y más muros de hormigón subterráneos que le asfixian, que le encierran, pero cada noche puede sentir la influencia de la luna sobre su cabeza. Mira a su techo de piedra, cierra los ojos y siente ahora el cuarto menguante oscilando sobre él muy despacio, como un globo atado a su cabeza que se bambolea con el suave vaivén de las olas. Tan alejado de la luz de la luna solo siente una marea suave, muerta, un remor inofensivo, pero siente algo. Su corazón se adormece por el día, la luna se siente como un yunque bajo sus pies que le hace caer en la cama hasta que se alza de nuevo, como un globo aerostático por la noche y lo levanta, haciéndolo errar de aquí para allá entre las cuatro paredes como un perro enjaulado.
Se levanta y mira al suelo, donde sus dos invitados duermen. Ha tenido que tener con ellos una larga conversación de cuatro de hora sobre lo mal que le sienta dormir a él en la cama mientras los otros dos duermen sobre piedra durante el día y pese a que se ha disculpado mil veces y les ha pedido un cambio de sitio, esos dos se han mantenido estoicamente anclados en el suelo. Ha descubierto que se parecen: ambos son unos cabezones sin remedio y ambos parecen tipos duros y fríos, pero son tiernos por dentro, lo sabe por la forma en que Gabriel se esmera en salvarle y por lo humano que se ve el vampiro volviéndose loco cuando el chico se pone en peligro.
Se agacha para despertarlos, viendo con una pequeña sonrisa en sus labios como ambos están tomados de la mano ¿Lo habrán hecho mientras soñaban o fue cuando aún estaban despiertos? Prefiere no preguntar, así solo pone una mano en el hombro de cada uno y los mece un poco hasta que se despiertan.
—Chicos —dice saludando con la mano mientras Gabriel se frota los ojos y Román bosteza grande. —, empieza el plan.
Y vaya que si empieza. No es el plan más elaborado del mundo y puede que definitivamente no el mejor, pero tienen poco tiempo y ninguna esperanza, así que cualquier oportunidad, por mínima que sea, es una enorme dádiva para ellos.
—Ten cuidado. —le dice Gabriel al chico, abrazándolo cuando se levanta y separándose tras darle un par de palmadas en la espalda. Después va a esconderse en el armario.
—¿Estás nervioso? —pregunta Román, el lobo suelta una risa rota y asiente. —Simplemente piensa que esto no puede ir mucho más a peor, así que no perdernos nada por intentarlo. Suerte. —susurra, y va detrás de Gabriel hacia el armario.
Ya dentro del armario, ambos tratan de tranquilizarse, necesitan pasar desapercibidos, sobre todo Gabriel, cuyo corazón suena como un concierto.
—Gabriel —el chico se volta con los ojos muy abiertos pese a que la oscuridad del lugar no le deja ver demasiado bien a Román. Es de las pocas veces sino la primera en que el vampiro usa un tono tan serio y lo llama por su nombre. —de verdad, no te pongas en peligro. No me gustaría perderte.
El chico asiente en silencio, agradeciendo que la oscuridad tapa su sonrojo. Román sonríe porque puede ver en la oscuridad.
—De acuerdo —vocaliza, aunque su voz suena mucho más delgada e insegura de lo que planeó—, pero tienes que protegerme tú también. Sé que digo que no, pero necesito ayuda, necesito de tu ayuda muchas veces ¿Me protegerás?

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Inmor(t)al [En Amazon] (Yaoi)
FantasíaGabriel tiene un solo objetivo en la vida, matar a Román, el auténtico inmortal y acabar con su raza. Y Román tiene también un único objetivo, suicidarse. Ambas misiones parecen imposibles hasta que empiezan a sospechar que la inmortalidad de Román...