Su cuerpo de invierno frío es uno con la nieve,
Cuánta nostalgia por su tibieza que acunó en sueños mis noches más heladas,
Su voz serena recitándome poemas,
Sus serenatas nocturnas de canciones de amor que jamás oí.
Su cuerpo de hielo se derrite entre mis brazos,
Intento introducirle el verano como ella me ha hecho descubrir el fuego ardiente
Nuestros sentimientos son humedad en humedales tibios,
Descubrí su fuego y ya no fuí un animal cualquiera,
Su calor me hacía sentirme con la potencia de una máquina a vapor,
Ella me mostró los paseos en trenes,
Fue mil revoluciones de su corazón acelerado.
Aún en el brillante blanco de su piel, sus azules y sus morados,
Sus labios y sus ojeras,
Parece que hubiese florecido en un mar de flores fragantes, una tarde de primavera
O eso parece decir su pelo.
Tiene la esencia más humana en el cuello y la textura aterciopelada de los duraznos en la piel,
¿Tendrá ese sabor?
