Mejillas color de la tarde,
Labios color cereza,
Sabor de delicia turca,
Esta es una oda a tus ojeras, a tus ojitos cansados y a tu insomnio.
A mis desvelos pensando en ti,
A ese momento de la noche en el que la tentación me pide a gritos besar tu piel expuesta y dormida,
El instante en donde muero por abrazarte y al mismo tiempo odiaría interrumpir tus sueños.
Indomable maleza inmortal,
Sirena virgen
A orilla de playa,
Vestida de blanco invernal.
Musa,
Eres la musa de cualquier cuadro de odalisca desnuda
Fuiste mía en secreto romance,
La primera en probar mis labios desérticos y en encender mi pasión,
Todos hablan del amor de verano, pero nadie del amor de invierno,
Ese con el que aprovechas la oscuridad y la nieve.
Tenía frío y me abrazaste,
Ofreciste hacerme dormir y sigo presa de la hipnosis de tus caderas
Y las líneas sinuosas de tu silueta.
Te llevaste el frío y entendiste una llama,
La dejaste en mi interior para que me quemará tu nombre de a poco,
Por eso escuchas que te llamo,
Porque grito tu nombre en ardiente agonía mientras te escribo
Porque te vi bailando los ritmos prohibidos en mi mente
y te escuché cantar tu invitación de sirena para hundirme en ti
Y perderme en lo profundo,
Bien profundo dentro de ti.
