la arena

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Solo espera pacientemente en la silla de mi atención y mi memoria cualquier distracción para abordarme de sorpresa con su belleza pura, justo a mí lado, casi la puedo tocar, casi como que me arrepiento de ver sus fotografías porque ahora solo pienso en lo que he podido ver.

Está ella y de fondo el mar. Quise ser el viento que mecía sus cabellos rubios, el aire que se colaba por las fibras y el sol que le calentaba porque me pareció que hubo un segundo en que pude hacer que su piel ardiera, al igual que ella encendió en mi pecho hogueras, y me sentí como el sol reflejado en ls luna, y hubieron noches en que me aparecía en sus insomnios y me sentí la luna iluminada por el sol.

Quise ser el agua que abrazó cada su piel sumergida erizándola de frío; tal vez lo fuí porque por esos días yo me congelaba, no así su piel que ardía como la paciencia. Llegó hasta el fondo de mi garganta y me devolvió el apetito, eso era un anzuelo que dejó en mi pecho.

Cuando menos me espero, viene su escuadrón de amazonas a apuñalarme el con sus flechas, y lo que siente por mí son lanzas en mis talones que me hacen caer enamorado de ella, porque ella es mi debilidad.

Detrás de su cabeza mar,

La noche se me va en observar la onda resaltada de su cuerpo recostado de lado, mis manos son expediciones de barcos de papel en la tormenta perfecta de su silueta.

La mar le combina y ella al mar porque es sirena, pensé que me había robado un beso, pero me regaló su aire mientras me arrastraba al fondo y sus pasiones, en la playa y el roquerío donde encalla mi resistencia al escuchar el canto de su garganta, el salado se seca y la sal se cristaliza sobre nuestras pieles, el aroma del yodo de su libertad, su cutis resaltaba nívea y nácar, mi mano aún pasea por sus espalda ya que ningún momento es el apropiado y aún reposa entre mis sábanas instándome a hacer caminos de ascenso para curar mis insomnios, ella todavía me inunda con amor, aún si quererme le hace sentir que camina sobre vidrio a cada paso.

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