hilos dorados

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Siento que no bastan poemas,
Qué faltarían palabras
Para lo que merece el amarte,
El pretender tenerte por un segundo,
Las odas al cabello dorado
Y la comparación de espigas
Me dicen que no soy el único que te he amado
Ni en último en perder la cabeza
Al verla rodeada de misterios.
Y se hace mi debilidad
Al ser vulnerables
La una a la otra
Cuando abre su corazón en flor
Y aún así no sé observar sus enigmas
Ni colectar las respuestas que me susurra en lengua de besos
A mí oído
Como la musa danzante de sus ojos cuando miran y ven el paisaje,
Cuando ante mí visión parecen farolas de un camino abierto a sus brazos
Y
Un faro
Qué busca advertirme para no encallar en sus costas, pero a la vez encandilan
Como luz fuerte de carretera oscura,
Porque son  luceros que iluminan la caricia de un campo de hierba buena
Y el paso por la
Avainillada sombra
Del brillo de un claro.

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