Me llenas de suspiros nocturnos y cierras mis ojos con ambos dedos poniendo por sello pequeñísimos besos y tú calor o tu frío me llaman lentamente, aunque ya te siento, como quien se saborea, entre mis brazos y yo entre medio de los tuyos.
Acurrúcate conmigo, me dice.
Una mujer con alas y una sirena en mar abierto me arrebató la cordura , con tu juventud eterna. Eres el invierno que incuba la primavera y las primeras flores de los árboles frutales y las rosas del verano tardío.
Vi una imagen y desee que fueras tú sentada a horcajadas sobre mis piernas, poder sostener tu rostro con ambas manos, observar el fondo de tus ojos a través de tus pupilas oscuras, que vieras midriasis solo por verte, observar tu iris hasta memorizarlo y reconocerte, contar cada pestaña y el tiempo en pestañeos tuyos.
Mas no conté el tiempo ni en tus suspiros, era pleno día cuando no sabía si tomarnos de las manos y entrelazar nuestros dedos o si era mejor ceñir tu cintura o tal vez jugar con tu pelo, creo que me perdí en tu sonrisa, pero me ha caído la noche, estás mirando la tele con mi manta favorita encima y bebiéndo de la taza que tiene mi nombre y te ves linda también así, cuando no me miras y si no me piensas porque con cada latido tuyo me haces feliz.