Había quedado estupefacto en su lugar desde hace cinco segundos, aproximadamente. Nunca en su vida se imaginó que una oración de cinco palabras lo dejaría de ese modo, temblando y con cara de idiota mientras que su boca no articulaba ninguna palabra concreta. Aún estaba viendo como los ojos azul cielo lo miraban con curiosidad después de haber hecho su simple pregunta, que aunque le costó decirlo, lo dijo fuerte y claro.
"Reb, ¿Quieres salir a pasear hoy?" Eso había sentenciado su cerebro a quedarse en blanco, y a su cara a tomar color hasta parecer una manzana. Las facciones del castaño estaban empezando a caer, claro, sentía que la había cagado y que él no aceptaría por ningún motivo. Algo en el cerebro de el de visores hizo chispa y reaccionó después de un rato. Movió la cabeza un poco hasta que por fin su mente conecto con el tiempo actual, y sus ojos se fijaron una vez más en los ojos azul cielo de Luzu.
—Me encantaría, Luzu —Apenas pudo pronunciar mientras que una sonrisa se asomaba por su rostro— ¿A dónde iremos?—Añadió felizmente.
—Estaba pensando en que, bueno, tu no conoces mucho el pueblo —Le señaló mirando un poco hacia arriba para ver bien su cara—Entonces, no lo sé, yo podría —Se aclaró la garganta— Enseñarte los lugares de Karmaland que molan—Finalizó sonriente.
El de visores asintió repetidamente y Luzu le dijo que pasaría por su casa en unas horas para buscarle e ir juntos a los dichosos lugares que el castaño dijo. Estaba nervioso, ¿A quién engañaba si decía que no? Iba a salir con Luzu, aún no sabía si era una cita o una salida de amigos común, pero no le importaba en tanto los ojos azul celeste lo mirasen por más tiempo el día de hoy.
Eran, en un aproximado, las tres cuarenta y cinco de la tarde. Estaban saliendo de un día más de instituto, uno que se le hizo algo largo, pero nada fuera de lo común; el ya usual llamado a Willy por el altavoz, y las bromas sin gracia de Vegetta en el almuerzo, las cuales solo hacían reír a Fargan. Luzu yendo una vez más a la mesa de la rubia chica en el almuerzo y una poco común falta de Auron, pero dijeron que estaba bien, solo no le daba la gana de ir ese día al colegio.
Iba en su skate con dirección a su casa, con una gran sonrisa y Sweet child O' Mine de Guns N' Roses sonando en sus auriculares. Iba más que feliz, cantando la canción en voz alta sin importarle quien escuchase, y con una energía de locos acompañándole. Podía sentir corrientes eléctricas por el cuerpo que iban al compás del solo de guitarra eléctrica, le daba miedo sentir lo que sentía, pero ahora presentía que estaría hasta el fondo en poco tiempo, no haría nada por reprimirse.
Llegó a su morada y con agilidad abrió la puerta. Para él era de esperarse que no hubiera nadie, pero en cambio fue recibido por su madre y la mirada azul de una pequeña chica de cabellos naranjas. La extraña le sonaba de algún lado, pero ¿Por qué estaba en su casa? Esa era la pregunta que había interrumpido todos los pensamientos emergentes que tenía sobre su próxima salida con su amigo castaño.
—Robie, al fin llegas —Le saludó animadamente su progenitora—. Ella es Nieves, nuestra vecina de enfrente. Vino a saludar—Explicó mirando esta vez a la pequeña figura femenina. A Reborn le parecía extraño que la vecina viniera a saludar después de un mes y algo de haberse mudado aquí, pero le parecía más extraño que su madre dijera que es la vecina de enfrente, ¿Lana y ella son hermanas?
—Eh…Hola, Nieves—Dijo algo incómodo al notar que la pequeña tenía sus ojos clavados en el, como si estuviera analizándole.
—Hola, tú debes ser Robert. Tu señora mamá me habló sobre tí —Comentó con una risilla. De inmediato Reborn notó su acento extranjero, pero era diferente al de la rubia chica.
—Ha sido un placer tenerte aquí, Nieves. —Intervino su madre al ver que él no decía mucho.
Seguían parados en la puerta principal, cuando empezó la extraña conversación. La pequeña chica se despidió con algo de timidez, y se fue a su hogar, en efecto vivía en frente. El tema de la ojiazul dejó de ser relevante cuando entró a su hogar en compañía de su madre, lo cual era un poco raro considerando que casi nunca estaba. Se quitó el casco dejándolo en el perchero y dejó el skate reposado en la pared donde sabía que nadie lo pisaría. Decidido a subir a su habitación comenzó a subir escaleras, pero un llamado lo detuvo.
ESTÁS LEYENDO
El Chico Del Skate [Luzuborn]
FanfictionReborn es el chico nuevo en la pequeña villa de Karmaland, un citadino frustrado por la presión de las calles de los santos se muda a los suburbios, donde todo era tranquilo, hasta que vio los ojos azules que lo dejaron embelesado, los aveces alegre...