—N' now i know...now i know. —Comenzó susurrante—. It's time to go... it's time to go. We've traveled the seas, we've ridden the stars. We've seen everything... from Saturn to Mars. As much as it seems like you own my heart. It's astronomy, we're two worlds apart. —Levantó la mirada, y al instante la luz de la luna iluminó su rostro.
-Y ahora lo sé, ahora lo sé. Es hora de irse, es hora de irse. Hemos viajado por los mares, hemos montado las estrellas. Hemos visto todo... desde Saturno y Marte. Por mucho que parezca que eres dueño de mi corazón. Es astronomía, somos dos mundos separados-
Algunos podrían notar como el sonido de su voz era melifluo, sin embargo él solo podía sentir el ardor en su garganta con cada palabra cantada que salía de su boca. Después de llorar por horas eso era lo que obtenía; dolor. Más dolor. Sus ojos ardían, su garganta igual, y su corazón pues ¿Qué decir?
Había sido una semana muy larga, pero había podido reflexionar. La verdad llegó a sus ojos tan clara como la luz del sol que iluminaba por las mañanas. Había recordado absolutamente todo desde el día de la fiesta. Ya podía ser él mismo y era como si la amnesia nunca fuera existido. Volvía al oscuro pozo de desechos al que llamaba tener el corazón roto, aunque ahora no se sentía igual que antes, tenía que admitirlo. Desde que confesó absolutamente todo lo que había estado guardando, se sentía como una persona nueva. Trataba de ser optimista, trataba de comenzar a superarlo, pero eso no se lograba de una semana a otra.
Todo ese rollo de empezar con el pie derecho a superar para al fin sentirse sano consigo mismo, para dejar de sentirse dañado y podrido por dentro...no era fácil. Por más optimista que fuera, sabía que un enamoramiento tan enfermizo no lo superaría en una semana. Eso le abrumaba, ¿Cuánto tendría que esperar para poder estar bien? ¿Cuanto tendré que llorar para superar? Se preguntaba. No hallaba respuestas, y la verdad era que es un maldito impaciente.
Estaba en el balcón de su habitación en la casa de campo de sus padres; la vista al cielo estrellado y al frondoso bosque eran tan hermosas desde allí. Hace un rato, con los codos apoyados en el barandal, había estado cantando en voz alta, sin miedo a que alguien le oyera. Nunca le gustó cantar en voz alta, sentía que su voz sobraba entre el conjunto de sonidos naturales, pero en esa ocasión sintió que tenía que acompañar su soledad con su voz.
—Me pregunto qué hubiera pasado si me quedaba. —Murmuró sintiendo la brisa fría tocar su rostro y mover sus cabellos—. Me pregunto qué dirías si estuvieras aquí...seguro alguna estupidez para hacer que sonriera ¿No?
Ahí venía otra vez el llanto. Qué patético, Yo fuí el que decidió irse en primer lugar. Pensó.
Caminó hacia dentro de la habitación nuevamente, ya comenzaba a hacer demasiado frío. Cerró la puerta corredera y las cortinas igual. Había mucho silencio, tanto que aterraba un poco. Pasaba de la media noche, la verdad era bastante tarde pero con exactitud no sabía qué hora era. Se tiró en la cama, sintiendo como el colchón lo abrazaba y se quedó allí; con los brazos extendidos y la mirada perdida en el techo. Dió respiraciones profundas antes de alcanzar con su mano el móvil, para pensar en sí revisarlo o no. Pero, como una aterradora coincidencia, el aparato empezó a vibrar y el nombre de Rubén abarcó la pantalla.
No era la primera vez que llamaba desde que se fue, toda la semana había estado llamando a diferentes horas del día o la noche. No había contestado ninguna, no tenía la fuerza para hacerlo.
De inmediato colgó y lanzó el móvil a otra parte. Sollozó.
—Stop trying to keep us alive, you're pointing at stars in the sky that already died. Stop trying to keep us alive, you can't force the stars to align…when they've already died. Oh, we've died, ooh-oh-oh... —Cantó otra vez entre sollozos. Su voz salió más quebrada de lo normal y al mismo tiempo sus ojos se llenaron de lágrimas, que esta vez no podía detener solo apretando la mandíbula—. Por favor no me llames...no soy tan fuerte.
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El Chico Del Skate [Luzuborn]
FanfictionReborn es el chico nuevo en la pequeña villa de Karmaland, un citadino frustrado por la presión de las calles de los santos se muda a los suburbios, donde todo era tranquilo, hasta que vio los ojos azules que lo dejaron embelesado, los aveces alegre...