XXXIII

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—A ver, Alex, ¿Podrías hablar más lento? —Pidió abrochandose el cinturón del coche con la mano libre.

—Joder, Luzu. Que estoy conduciendo al hospital, ¡Willy ha desperta'o! —Contó con emoción al otro lado de la línea.

—Tío, no me lo creo. —Esbozó una enorme sonrisa y se despeinó el cabello con una mano— Vamos para allá.

La llamada finalizó y se volteó a donde estaba Reborn mirándolo con curiosidad. Ambos ya estaban en el coche pero estaba apagado y lo único que los iluminaba era la lámpara interna del automóvil. Aún sonriéndole, el castaño se abalanzó a él dándole un abrazo que el contrario correspondió al instante. Se seguía preguntando qué pasaba, pero no iba negar un abrazo del niño bonito.

—Willy ha despertado. —Se separó y lo miró a los ojos, todavía brillando y la sonrisa enorme. El skater también sonrió y se sorprendió en respuesta.

—¡Pues vamos a ello entonces! Hay que ir ya, tío. —Miró al frente y se tocó la frente con la mano. No podía creer que de un accidente que según era tan grave, hubiera salido Willy tan bien parado.

La alegría abundaba en ese coche. La mejor salida de la vida, sentimientos correspondidos y ahora las buenas noticias de su amigo. Todo salía perfecto, tanto que hasta daba algo de desconfianza.

El viaje al hospital fue tranquilo, estaban en un silencio cómodo compartiendo miraditas cada cierto tiempo. Era una burbuja de amor inexpugnable. Que por otro lado era posible ya que ahora podían ser oficialmente una pareja, llamarse novios, besarse cuando quisieran y demás. El skater veía todo eso como un privilegio o como un honor; no siempre se tiene tanta suerte en la vida como para encontrar a un chico lindo que te corresponda de manera exitosa.

Una completa maravilla.

Llegaron al hospital y entraron tomados de las manos, entre risas y emoción. No les costó demasiado encontrar con la mirada a sus compañeros, que parecían estar tan perdidos y abrumados que no notaron que habían llegado.
Encontrarlos así no era lo que esperaban, esperaban sonrisas y alivio, no más misterio y angustia. Se acercaron más y allí fue donde al fin su amigo ojimorado se levantó de donde estaba sentado y se acercó a ellos a paso lento, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

—¿Qué sucede? ¿Willy ya despertó? —Preguntó aún con la radiante sonrisa el ojiazul. El incómodo gesto que hizo su amigo hizo tambalear su felicidad.

—¿Por qué todos están tan callados y con la cabeza gacha? —Cuestionó esta vez Reborn.

—Willy despertó, eso está bien y demás. Pero...no fue como esperábamos. —Intentó explicar, pero le costaba. El semblante de Luzu fue cayendo lentamente.

—Sé más directo, Vegetta. Por favor. —Imploró cansado de tanto suspenso.

—Digamos que el golpe... afectó bastante el lóbulo temporal, que es la parte de su cerebro que almacena sus recuerdos, eso sumado al coma. Él-

—¿Perdió la memoria? —Indagó interrumpiendo, a punto de llanto y con desesperación.

—¡No! No... él perdió algunas de sus memorias y está aturdido. Calma. —Explicó antes de que a su amigo le diera un ataque de pánico— Nos recuerda casi a todos, a los que conoce de más tiempo. Seguro no reconocerá a Auron, ni a Lolito, tampoco a Kristina o Reborn. Una psiquiatra vino y habló bastante con él, dijo que su cerebro podría estar reteniendo los recuerdos que el cerebro considera dañinos o traumáticos. La doctora dijo que sólo era amnesia global transitoria. Sea lo que sea no es grave, pero todos quedamos en shock. Willy no recuerda nada de segundo año para acá, es un tanto extraño.

El Chico Del Skate [Luzuborn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora