Su primer día en su nueva escuela había sido un tanto peculiar, no recordaba que la gente fuera tan amable en la cuidad y esa era otra de las razones para que le gustase más el pueblo, sin duda alguna. Había llegado a su casa luego de que su jornada escolar terminase, se la había pasado bien, los chicos que conoció eran muy agradables, se sentó con ellos en el almuerzo, y pudo conocerlos un poco más. La verdad a él le sudaba si se sentaba con ellos, solo, o acompañado de alguien más, no era relevante para el con quién estuviera, en tanto fuera buena compañía, sin embargo, descubrió que los chicos eran buena compañía en su mayoría. No solo eran los cabecillas, bien si no también eran bastante poco comunes, por no decir raros.
Todos tenían obsesiones y manías extrañas, como; Las películas de naves espaciales, los osos, la simetría, los búhos, el color verde y demás. Eran buenos chavales, pero en definitiva el que le mejor le caía, era el castaño que estuvo con él la primera clase, Luzu era muy amable y tenía una sonrisa tierna que dar al mundo. Durante el almuerzo alguien mencionó que tiene un pasado oscuro, pero no le dijeron de que se trataba, eso hizo despertar curiosidad en el skater.
En este momento, se encontraba sentado en la silla de su escritorio, poniendo atención al monitor que estaba frente a sus ojos, el cual proyectaba la imagen de otro chico acariciando a una gata mientras que hablaba de un animé. Estaba haciendo video llamada con su mejor amigo de la cuidad, Momon, quién llamó porqué pues, ya extrañaba al mayor, y quería saber cómo estaba y como le había ido en su primer día de clases, pero se distrajo contándole del anime que había visto recientemente.
—¿Cómo te fue en tu primer día, Rebón?—preguntó animado el chico tras la pantalla.
—¿Quieres alejarte de la pantalla, Momon? puedo ver tu cerebro desde aquí—pidió—Creo que bien, conocí varias personas—dijo con simpleza.
—¿Personas?—indagó con confusión
—Si, personas, son chicos majos—dijo con una sonrisa ladina apenas notable—Hay otro Otaku como tú, creí que me salvaría.
—No hay otro Otaku como yo ,Rebón—reprochó con falsa molestia, lo que hizo reír al chico de visores.
—Tienes razón, tu eres más irritante—habló riendo, el otro solo se enojó más—Oh no, ¿Otaku triste?
—Si, me dejaste aquí solo—Actuó con dramatismo, y luego rió—¿Conociste alguien, Reb?
—No, y si fuera así, no te lo diría, eres un pesado cuando se trata de eso—se cruzó de brazos. Sabía a lo que su amigo se refería, era un cotilla, pero no respondería a esa pregunta. Era su primer día allí, no era un puto crío para andar enamorándose en un día, aunque una fugaz sonrisa pasó por su mente, la ignoró.
—Entonces me voy, tengo que hacer tareas—soltó el fan del anime—¡Nos vemos luego, Rebook!—rió
—¡Que es Reborn, capullo!—vociferó al aire, pues ya la llamada había acabado.
Estuvo un aproximado de cuarenta y cinco minutos hablando con su mejor amigo. Momon era un buen chico, el día que lo conoció, fué en tercero de primaria, cuando los enviaron a ambos a detención, a él por decirle "gilipollas" a otro niño, y al menor por pegar un chicle en el cabello de una pequeña. Los dos se hablaron porqué eran los únicos en detención ese día. Momon era un pequeño insolente, y Reborn solo perdía rapido la paciencia. Con el paso del tiempo se hicieron buenos amigos, los mejores amigos, y ahora seguían siendo casi igual que cuando estaban en ese salón de detención, solo que a uno de ellos ahora le gusta hablar como monita china mientras juega videojuegos, y al otro le gustaba ir en skate y audífonos a todo lugar. Eran como hermanos completamente diferentes.
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El Chico Del Skate [Luzuborn]
FanfictionReborn es el chico nuevo en la pequeña villa de Karmaland, un citadino frustrado por la presión de las calles de los santos se muda a los suburbios, donde todo era tranquilo, hasta que vio los ojos azules que lo dejaron embelesado, los aveces alegre...