—Hace un año...un veinticuatro o veinticinco de octubre del año pasado. habíamos comenzado clases poco antes de eso y en ese momento solo éramos ocho. Ese día en la puerta había un colorido y llamativo afiche. —Rió un poco mientras sus ojos estaban perdidos en alguna parte del suelo— Decía que pronto comenzarían las campañas para la presidencia del concejo estudiantil...y como buen chico que era, me postulé. Solo tenía una meta: impresionar a mi padre dándole la noticia de que era el nuevo presidente de un cargo así. Les hablé de ello a ambos y se veían de algún modo felices de que su único hijo fuera un ganador de ese nivel. De verdad quería impresionarlos y que estuvieran orgullosos de lo que hacía por una vez, y que lo dijeran en voz alta mientras me abrazaban por mi gran logro, y que me dijeran que me amaban. Quería sentir la calidez que había visto en los padres de mis amigos desde que estaba muy chico. —Contó con los ojos empezando a nublarse. Suspiró un poco y miró al contrario, tenía una mirada dura pero sus ojos reflejaban compasión. Se aclaró la garganta y siguió —Unos meses antes de las elecciones, un chico nuevo llegó, y él era todo lo contrario a lo que yo era en ese momento; rudo, malhablado, con piercings, tatuajes e iba en una Ducati negra. La primera clase nos tocó juntos y recuerdo que me pidió un lápiz porque él no había traído.—Rió por lo bajo teniendo en su cabeza presente el recuerdo—Con el tiempo nos hicimos mejores amigos. Éramos inseparables, y hacíamos buen equipo. A Auron también le conté sobre las elecciones y lo importante que eran para mí..."Yo te votaré Luzu. Lo prometo" fue lo que él dijo...y lo que todos habían dicho. —Dijo esto último en un susurro antes de bajar la cabeza por un momento antes de seguir. Soltó aíre y volvió su mirada al chico frente a él— Yo tenía las mejores notas, el mejor comportamiento e hice una campaña impecable por varios meses. Mucho esfuerzo, amabilidad, buenas propuestas, y muchas personas prometiéndome un voto. Ya estaba listo para todo. Me sentía esperanzado y con tanta suerte. Una semana antes de las votaciones un nuevo candidato entró: Manuel Fernández.
—Lolito… —Se dijo para si mismo tratando de asimilar todo lo que el castaño contaba.
—Si. Lolito también había entrado a la competencia. No me importó demasiado, también era mi amigo y podía postularse si quería. Éramos Sergio Gil, Lolito, y yo los únicos candidatos, y entre ellos, yo era el único que había hecho una campaña. —Soltó aire con algo de decepción para volver a hablar— El día de las elecciones, yo andaba de traje y con una sonrisa mientras me paraba erguido...aunque por dentro tuviera los nervios a flor de piel. Se contaron los votos…realmente me importaba ganar, quería sentir que el trabajo que hice no fue en vano. Aunque si no lo hacía sabía que tendría el apoyo de quienes dijeron que me lo darían, el apoyo de las personas a las que quería; el apoyo de mis amigos.—Con una mano se revolvió el cabello y se acomodó en donde estaba sentado. Decir lo que venía no era nada fácil para él—Auron, el único en el que confiaba ciegamente, el único que me había apoyado en todo lo que había hecho y propuesto; el era consciente de que su voto podía ser el decisivo, era consciente de lo importante que era para mi…y aún así no votó por quien prometió. Votó por Lolito, ese era un golpe bajo, ¿Votar por alguien que iba a clases una o dos veces a la semana? Era absurdo. Todos en ese momento me vieron soltar lágrimas amargas mientras tenía la cabeza gacha. La deslealtad me alteraba, y luego me enteré de que solo uno de los chicos votó por mí como dijo que lo haría. Sabía que el voto era libre pero no venía al caso luego de todo lo que ellos habían dicho y prometido. Felicité a Lolito lo mejor que pude, y cuando iba a irme Auron me detuvo solo para decirme “Ese puesto es demasiado fuerte. Implica mucho carácter y tú eres un chico dulce. No quiero que esto cambie lo que eres, y te iba a traer problemas. Luzu, entiende que fue por tu bien”. No tuve fuerza para contestar, y solo lo ignoré y me fui a mi casa. Al siguiente día los chicos se burlaron de mi por la derrota, tal vez ellos no lo veían pero realmente me dolía que hicieran comentarios tan despectivos; echándome en la cara un logro que no pude obtener. Y Auron dejó de hablarme por estar distraído con Lolito disfrutando de los beneficios de ser el presidente del concejo. Cada día era peor que el anterior, siempre salía al aire algún comentario sobre eso, recordándome que era un perdedor y que no importó lo mucho que quise, no importó lo mucho que me esforcé o todo lo que preparé...y no importó todo lo que pasé por ello porque perdí de todos modos. Pasaba las noches en vela, preguntándome si era merecedor de tal trato, nunca llegaba a nada, pues no sabía si merecía algo como eso. Pronto me fui alejando hasta aislarme. No hablaba con nadie, y no pensaba en más nada que no fuera en lo inútil que había sido esforzarme tanto para nada. Dejé de hablarles a los chicos por mucho tiempo, y cada vez parecía importarles menos. Estaba al borde del abismo...pero el empujón que esperaba no llegó, en su lugar llegó una mano amiga a rescatarme. Lana era nueva en ese momento, me habló porque no sabía dónde estaba el salón que le tocaba—Sonrió. Varias veces le había dicho a la rubia que ella fue como una salvación para él, y recordarlo le hacía sentir renovado—Ella es parecida a mí, busca ayudar sin pedir nada a cambio. Siempre con una sonrisa bondadosa y amable. El día que me habló sentí que me leyó el alma. Preguntó si estaba bien, pero insistió en saber si estaba realmente bien...y yo, como la persona débil que era en ese momento casi lloré frente a ella mientras le repetía que no muchas veces. Desde ese día ella fue mi salvadora. Me mantenía con vida. Ella me ayudó y escuchó cuando nadie más lo hizo. Hasta me animó a ir a un psicólogo y fui por varios meses hasta que ya mi mejora fue significativa. Luego solo no fui más.
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El Chico Del Skate [Luzuborn]
FanfictionReborn es el chico nuevo en la pequeña villa de Karmaland, un citadino frustrado por la presión de las calles de los santos se muda a los suburbios, donde todo era tranquilo, hasta que vio los ojos azules que lo dejaron embelesado, los aveces alegre...