XXIV

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—De ninguna manera. —.

—Oh vamos, tienes que hacerlo. Si no, ¿Cómo coño sabrá entonces, tío? Solo llegas y se lo dices. —Sugirió nuevamente como si no fuera escuchado la negación rotunda del peliblanco.

—Si, claro. Apuesto a que ni tú sigues esa estrategia, ¿O ya se lo dijiste a Luzu de frente? —Preguntó sorprendiendo a Reborn de sobremanera. Se sonrojó incluso.

—¿Qué! No- yo no. No sé de qué hablas. —Trató de negar, pero al ver la cara de Willy supo que otra vez le iban a decir lo obvio que era en su situación.

—¿Es en serio o...? —Lo miró irónico— Te verás muy rudo Reborn, pero estás hablando conmigo. Se nota a leguas que te gusta.

—¿Puedes dejar de recordar lo obvio que soy y concentrarte de una vez? —Indagó poniendo los ojos en blanco por un segundo.

—No puedo, este tema me saca de quicio. Da gracias a lo que sea que no he empezado a ser grosero. —Admitió mirando con neutralidad a Reborn. Las personalidades de Willy y Reborn eran similares; unos corazones tiernos encerrados en una armadura de mala cara y aspecto rudo.

—¿No haz empezado? Vaya, es bueno saberlo. —Soltó sarcásticamente— Willy, la situación tal vez sientas que es más grande que tú, pero tienes que sobreponerte a ello.

El albino suspiró profundamente. Estaba tenso, no le gustaba hablar de ese tema en específico; le ponía nervioso y triste. Reborn de algún modo lo entendía y le gustaba poder ayudar, solo que Willy no se dejaba y era difícil así. Era como tratar de abrir un cajón y que la llave esté dentro del mismo. Difícil, casi imposible.

—Duele, ¿Sabes? Ser rechazado indirectamente, cada día. —Contó mirando sus manos— Ver como él la ve, oír como habla de ella y de lo maravillosa que es. Ver como el siempre la hace reír. Nieves siempre me ha caído bien, pero hay veces en las que digo: Dios, desearía que ella no existiera. Me siento mal por pensar así. —Añadió echando su cabeza hacia atrás hasta que la misma estuvo recostada sobre la pared.

—¿Nunca lo habías hablado con nadie? —Lo miró con preocupación. ¿De verdad alguien podía guardarse tanto por tanto tiempo?

—Una amiga lo sabe, me ha ayudado mucho con ello pero simplemente no deja de doler y sigue creciendo. —Comentó con frustración— Y siento que si, aunque no quiera, seguirá creciendo si no lo digo.

—Y con eso llegamos a donde empezamos, ¿Cómo lo querrías decir? —Hizo la misma pregunta que hace quince minutos cuando empezaron a hablar.

Eran aproximadamente las nueve de la mañana, y deberían estar recibiendo clases en la única clase en la que estaban solo Willy y Reborn pero el profesor de biología no había asistido, por ende les tocaba hora y media libres que utilizaron para hablar. Willy contó muchas cosas a Reborn, le era de fiar y además ya estaba enterado del núcleo del problema. Reborn era bueno escuchando y ayudando a otros, es algo que Momon siempre le agradeció. Pero Willy era diferente a Momon, Willy no sabía expresarse del todo bien; aveces divagaba y aveces se frustraba con solo decir el nombre de Rubius.

—Por un lado querría decirlo estando ebrio. Ya sabes para después, si no lo toma bien, decir: Hey, no me hagas caso. Estaba ebrio. Por otro lado querría cantarlo, así como un estilo Disney en cada maldita película. Por otro querría gritarlo en su cara, como si todo lo que he estado cargando dentro al fin explotó…a decir verdad no estoy muy lejos de ese momento. —Murmuró aquello último en un tono más bajo— Y por otro solo quiero que me oiga. Hablar y contarle lo mucho que me gusta, y que…si no me corresponde, cosa que sé que no hará, que no diga nada nunca sobre ello.

El Chico Del Skate [Luzuborn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora