A mitad de su charla con al aparentemente dueño de la tienda, alguien cruzó la puerta del establecimiento y entró. Era como si el destino hubiera actuado en ese mismo momento; El plan se acercó a él. Una despampanante pelinegra de ojos color mar entró a la tienda captando la atención de las pocas personas dentro de la tienda, con su impecable tez pálida y mejillas sonrosadas, vestida con una camiseta blanca ceñida, jeans, chaqueta de cuero color vino y botines. Entró dando aires de rudeza y seguridad, con la mirada al frente y dejando a los presentes en silencio por unos segundos. Reborn no lo pensó mucho, tenía que hablar con ella, pedirle ayuda para poder seguir su plan de acción a la perfección.
Tenía que ser astuto si quería conseguir la información que necesitaba, debía hacer ésto con cabeza, seguridad y sin titubear. Pues como un día le dijo su querido castaño: "Si te pones un segundo a pensarlo, no lo haces." Pero claro, se había detenido a pensarlo muchas veces, sin embargo, la idea de hacerlo nunca se fué de su cabeza.
Vio como la alta chica pelinegra se paraba frente a una inmensa batería de color azul marino metalizado, los ojos de la chica brillaron al verla, pero ese brillo se apaciguó una vez sus ojos se detuvieron en el precio de esta. Era un instrumento costoso, exorbitantemente caro, diría alguno. Reborn seguía mirándola con disimulo, trataba de ver a través de ella, en la escuela suele desprender carácter y frialdad, pero todos los seres humanos tenemos sentimientos, y no se creía que la pelinegra pudiera ser tan arisca todo el tiempo.
—Viene aquí todos los días a la misma hora. —Soltó de repente Axel, el cual estaba a poco menos de un metro—Se pone a ver a la bestia Azul por unos minutos, y luego se va.
—¿Por qué? —Preguntó de vuelta. El contrario se encogió de hombros— Gracias por las cuerdas. —Agradeció y vio como él se iba al cuarto de detrás, al que se entraba por una cortina de luces colgantes.
No lo pensó mucho, se acercó y se paró junto a ella. Esta no parecía notar la presencia de un chico de visores a su lado, solo estaba ahí, con las manos en los bolsillos de su chaqueta, y sus ojos azules puestos en el instrumento antes mencionado, viendo cada detalle de este. El también miró hacia la batería azul, no le encontraba especial interés, pero no quería mirar fijo a la azabache. Por su lado, Mónica si estaba enterada de que había alguien junto a ella, y aunque le diera curiosidad preguntar porqué estaba allí, no lo haría. Ella no hablaba con desconocidos.
El más alto aclaró su garganta para llamar un poco la atención de ella, y consiguió que lo mirara de reojo.
—Hola —habló finalmente el castaño oscuro, e iba a volver a hacerlo de no ser por la breve y clara interrupción de la ojiazul.
—No saldré contigo, si es lo que buscas —Espetó para luego clavar sus ojos marinos con dureza en el más alto. Este frunció el ceño.
—No quiero salir contigo —Explicó con naturalidad. La más baja se sorprendió, y no, no en modo de indignación, le sorprendía que por una vez, algún baboso no se le acercase solo a coquetear con ella— Sonará…extraño, pero necesito tu ayuda. —añadió.
—¿Para qué querrías tú mi ayuda? —Indagó con curiosidad mientras se cruzaba de brazos y prestaba su total atención al más alto.
—¿Te parecería hablar en otro lado? —vio como la chica levantaba una ceja con incredulidad— Hay un café en frente —Sugirió.
La pelinegra se lo pensó por un momento. Le daba curiosidad todo el asunto, claro un le daba un poco de miedo pues no conocía al chico, aunque no podía negar que su cara se le hacía conocida. El castaño oscuro pudo ver como ella achicaba sus ojos dubitativamente, vio como pasó sus ojos de él hasta la batería nuevamente, descruzó los brazos y dejó salir un suspiro.
ESTÁS LEYENDO
El Chico Del Skate [Luzuborn]
FanfictionReborn es el chico nuevo en la pequeña villa de Karmaland, un citadino frustrado por la presión de las calles de los santos se muda a los suburbios, donde todo era tranquilo, hasta que vio los ojos azules que lo dejaron embelesado, los aveces alegre...