III

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La semana había transcurrido bastante bien a decir verdad, hasta llegar al día de hoy, viernes, final de semana e inicio del fin de semana, en el que probablemente no haga nada de interés puesto a que no tenía un solo plan más que quedarse hasta tarde viendo alguna serie o salir a pasear a conocer el pueblo un poco más. Se la sudaba, era la verdad, no le importaba salir o no. Tenía malos recuerdos de las fiestas en la cuidad, eran escandalosas y con música que no le gustaba para nada, muchos adolescentes juntos y para variar con las hormonas por los cielos.

Se dirigía a su última clase de hoy; geografía, que si bien recuerda le tocaba acompañado de alguno de sus recientes amigos, solo que no sabía exactamente con cuáles. Tampoco es que le importase mucho con cuál de ellos veía la clase, aunque si tuviera la opción de elegir con quién estar, Luzu estaría por sobre todos ellos, ¿Qué puede decir? Era el que mejor le caía, además de que se la pasaba bien con él y era entretenido hablar con el tierno castaño, ¿Tenía favoritismo? Tal vez.

Llegó al aula encontrándose casualmente a quien estaba en sus pensamientos en esos instantes. Los ojos celestes de Luzu lo miraron y le sonrieron a distancia, pero no eran los únicos ojos conocidos que lo veían, también habían unos ojos color caoba que lo observaban con una expresión neutra, pertenecientes al moreno tatuado. Fué hacía ellos, quienes estaban sentados no juntos, pero relativamente cerca, ésto encendió un poco la curiosidad, y se encendió más cuando al sentarse entre ellos notó un aura de tensión, pero lo dejó pasar y se concentró en la clase que daba una señora de cabellos ya canosos.

—¡Ehh, reborno!—Gritó en un susurro una voz a un lado, era Auron, tratando de llamar su atención y así fué—¿Que harás hoy?

El para hoy, solo quería llegar a su morada y tumbarse a dormir por diesiocho horas seguidas. Se encogió de hombros restándole importancia, el moreno sonrió ante la leve acción del contrario y luego concentró una vez más sus ojos en el pizarrón, dejando extrañado a la vez que intrigado al chico, ¿Por qué fué la pregunta, si no ibas a decir nada? Se preguntó internamente.

Auron le caía bien era muy divertido, aveces lo molestaba por "las gafas de mierda" que llevaba, y con gafas se refería a los visores que cargaba puestos no en sus ojos, sí no en su cabeza. Se decía mucho sobre Auron en toda la institución, Claro, con esas pintas de chico rudo que se carga ¿Cómo no?. La gente sigue hablando por apariencia en lugar de conocer realmente de quién están hablando, ¿Como no comprender? Sí él vivía eso en su anterior escuela, donde se burlaban de el por sus vestimentas raras, y luego le tenían miedo por su voz, en fin.

El resto de la clase pasó igual, los tres chicos no se hablaron en lo que restó de ella, poniendo atención a la misma, sorprendentemente. Claro que mientras tomaba apuntes también estaba pensando, cualquier pensamiento raro o estúpido lo sobre analizaba para no aburrirse del todo, aunque si tuvo un pensamiento de interés, y fué la siguiente pregunta que formuló en su cabeza luego de mirar al moreno y al castaño casi al mismo tiempo, casi como inspeccionando con la mirada a ambos chicos. La cuestión era, ¿Por qué esta vez, no compartieron palabra entre los tres? Es decir, con Luzu, las clases que tiene con el, hablan sin que el profesor o profesora los vea, claro aún prestando atención, y las clases con Auron era similar, solo que éste le decía cosas como "Tío como me gustaría que esa señora se callase", y demás pensamientos en voz alta que hacían reír a ambos. El punto es que, nadie habló, nadie dijo nada, nadie nada hasta que anunciaron el final de la clase, ¿Se llevarán mal, Auron y Luzu? Se preguntó mientras tomaba su mochila y salía del salón acompañado en silencio por los dos chicos conocidos.

Al ver hacia la entrada que estaba a pocos metros de distancia de donde venían, pudo ver a siete chicos parados ahí, unos hablando, otros riendo, y otros solo prestando atención a quien hablaba. Los tres chicos se acercaron a ellos, y ahí fue donde el moreno y el ojiazul dejaron el ambiente extraño. Eso no pasó desapercibido por el chico de visores, quién era muy observador.

El Chico Del Skate [Luzuborn] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora