47. ★El ultimo nivel★ ~Maratón final.

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RYAN'S POV:

Aseguré un par de armas adicionales a la pretina de mi pantalón, deslizando junto a ellas los cargadores suficientes como para no quedarme sin balas en el camino. 

Noah se acercó a mi junto a su computadora, señalando un punto en medio de la ciudad donde una brillante luz titilaba.

—No puedo creer que haya funcionado— espetó, y enseguida me alargó un pequeño aparato que hacía las veces de GPS — Está programado con la dirección. Asegúrate de mantenerlo contigo hasta el final para poder localizarte — hizo una pausa, removiendo incómodo su cabello—¿Estás seguro que no quieres que nadie te acompañe? Podría decirle a Sem, a Faux o a Kill-J, seguramente tener apoyo...

—No—le interrumpí — La orden es clara, si no vuelvo en una hora, destruyan el maldito lugar, pero no entren allí.

— La diabla no estará feliz con esto— se quejó, provocando que lo mirara fríamente.

— Tenía miedo, podía sentir sus manos sudando en medio del nerviosísimo y su corazón latir con rapidez — solté finalmente, tomando el casco de la motocicleta  que en algún momento perteneció a Thia y poniéndolo sobre mi cabeza — Temía porque sus amigos estaban adentro y si algo pasaba, terminaría por culparse de nuevo. No arriesgaré más de lo necesario esta vez— Bajé el visor y finamente encendí el motor — La traeré de vuelta — sentencié y con ello, arranqué, desviando por el primer camino. 

Relamí mis labios con algo de ansiedad mientras aceleraba a fondo. De hecho, para ese momento, ni yo estaba seguro de cómo aquel recuerdo había regresado a mi cabeza y había resultado tan preciso y acertado. 

A partir de entonces, solo bastó una excusa barata para hacer que Kill-J revisara las cosas con las que llegué a su agencia la primera vez y encontrara aquella vieja arma dorada que había aparecido con claridad en mi memoria. Noah la revisó y, como había prometido, encontró un microchip rastreador que se conectaba directamente al que recordaba haber introducido bajo la piel de Cinthia en algún momento unos años atrás.

Estaba activo y eso era lo único que necesitaba para ir por ella.

Aumenté la velocidad un poco más, entrando en las primeras calles de la ciudad y esquivando algunos autos mientras el vehículo se balanceaba de un lado al otro soportando las curvas. Un par de minutos después me detuve frente a un gran edificio blanco que, según sabía, había cerrado después de desempeñarse mucho tiempo como un hospital. 

Aparqué en uno de los laterales, ocultando la motocicleta tras unos arbustos mientras cargaba una de las armas y le ponía un silenciador. 

En la entrada, un par de hombres que hacían las veces de guardas, hablaban desprevenidamente mientras sobre ellos, una cámara con capacidad de 360° filmaba cualquier movimiento. 

Encendí mi comunicador, esperando por el tono. 

— Estoy afuera— afirmé, apuntando desde mi escondite en dirección a los sujetos—necesito ser invisible para la cámara de la entrada.

— Trabajo en eso— afirmó Noah y después de unos segundos agregó— listo, ahora eres un fantasma. 

Esbocé una complacida sonrisa y sin pensarlo dos veces, disparé contra los hombres, que ni siquiera tuvieron tiempo de reaccionar. 

Avancé con rapidez, tomando la tarjeta de acceso de uno de ellos y abriendo la puerta en un par de segundos. El pasillo que se extendía frente a mi lucía como una especie de recepción. Las sillas acomodadas a los costados, los puestos de atención y los consultorios marcados como "Triage" le daban un aspecto tétrico que reconocía de mi ultima estadía allí.

Sin reglas ni principios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora