Sin reglas ni principios 2

14. ★¿Quien es Ryan Evans?★

DEXTER'S POV:

Mis ojos se ciñeron a su figura conforme ella avanzaba hasta la puerta y, tan pronto como la vieron desaparecer dentro del establecimiento, volvieron sobre la motocicleta.

Dos malditas oportunidades. Quizá mas. Y no había escapado.

¿Por qué?

Tallé mi rostro con una de mis manos recordando lo que recién había ocurrido. Estaba de pie junto a la cortina que caía sobre mi zapato, cuando una mujer se acercó. Parecía bastante extrañada y con razón de lo que me dijo.

—Hay un hombre al teléfono, dice que le necesita —Afirmó, observando a sus lados como si no estuviese segura de lo que hacía.

—¿A mi?

Asintió y enseguida volvió a hablar, señalandome el teléfono fijo a un lado del almacén.

— Dio unas instrucciones muy precisas, creo. Dijo explicitamente "Ubique una pareja, un chico y una chica bien parecidos. Son jóvenes, no busque nadie que sobrepase la linea de los veinte. Los reconocerá porque parecen sacados de una película de acción, visten de negro, probablemente, y no los verá separarse. Ahora, traigalo a él, digale que tengo algo que decirle"

No podía obviar la precisión de sus palabras, más que estuviese llamando al lugar en el que nos encontrábamos. Siendo así seguí sus instrucciones, sin contar que al escucharle, al reconocer aquella voz que una vez se metió en nuestros comunicadores y empezó aquello en lo que estaba metido, me daría unas nuevas.

Sacudí mi cabeza volviéndola al establecimiento, habían pasado aproximadamente diez minutos desde que mefistofeles había entrado y según las instrucciones del hombre del teléfono, quien parecía estar bastante al tanto de lo que íbamos a hacer, debía presentarme en la puerta y dar un nombre, con el que seguramente me guiarían directo al jefe del lugar.

Dejé salir un soplido, aun confundido por las imágenes que me habían estado golpeado todo el día. Imágenes de momentos que no recordaba haber vivido, pero que por alguna razón me generaban un extraño sentimiento.

—Imposible —Gruñí para mi mismo, dejando a un lado el casco y guardando bien el arma para que no se viera.

Comencé a caminar hacía el guarda de la entrada, manteniendo una expresión serena y confiada, no obstante, justo cuando iba a llegar a su lado, un estruendo logró sobresaltarme, haciéndome girar sobre mis talones en dirección opuesta, hacia la calle.

El escenario a mi alrededor se distorsionó, difuminándose en uno grisáceo, como si estuviera en una gran estructura de cemento. El resto del lugar era difícil de descifrar, las cosas a mi alrededor eran igual o incluso más imprecisas, todas a excepción de quien estaba a mi lado.

Me deje caer en el suelo sin siquiera pensarlo, quizá no controlando mis acciones y enseguida mis manos fueron a la herida del chico, notando que el liquido carmesí resaltaba sobre la piel morena. Fruncí el ceño, intentando hablar al notar que me miraba, pero nuevamente siendo interrumpido por una voz atrás mio.

—¿Se le ofrece algo?

Miré sobre mi hombro, notando que me encontraba en la entrada del club, sobre mis rodillas y dándole la espalda al guarda. Volví mi mirada a donde recién había visto el herido, notando que no había nada y de hecho, las cosas habían vuelto a la normalidad.

Me puse en pie, sacudiendo mis rodillas con una expresión de fastidio y caminando de vuelta al lugar, no sin antes observar la hora que aquella manilla me mostraba. Dos minutos para que se me acaban los veinte que me habían dado de gabela.