Abrí los ojos de golpe, tomando una bocanada de aire y sintiendo los músculos de mi abdomen contraerse en dolor, provocando que me doblara sobre mi misma en un intento de aliviarlo.
Me removí incómoda en el suelo, tentando con apoyar mis manos y notando de inmediato que estaban manchadas de sangre.
— Espero que no sea mía— musité, apenas logrando sacar mi voz mientras enderezaba mi cuerpo.
Una burlona risa femenina atravesó la estancia, provocando que mi mirada fuera en dirección a ella de una manera filosa y asesina.
— Si planeabas anestesiarme, los golpes fueron innecesarios— escupí, notando que nos encontrábamos en una blanca habitación vacía donde, lo único que había, era la silla en la que permanecía sentada y el arma sobre sus piernas.
Levantó una de sus cejas, poniéndose en pie y logrando así que su oscuro cabello, más largo de lo que recordaba, cayera sobre sus hombros. Se acercó un par de pasos, agachándose frente a mi y tomando mi mentón en una de sus manos para que le mirara.
— ¿Qué propósito tendría divertirse sin un poco de dolor?— cuestionó, soltándome con fuerza y provocando que cayera sobre mi costado con el movimiento.
—No has cambiado en nada— Afirmé, apoyándome en mis manos mientras recuperaba las fuerzas — Aunque, según recuerdo, habías dejado ese mal habito de intentar asesinarme para la ultima vez que nos vimos— hice una pausa para erguirme frente a si y finalmente agregué— aunque siempre es un placer saber que sigues con vida, Caroline.
Esbozó una sonrisa complacida, consciente de que cualquiera con una pizca de sentido común le hubiese dado por muerta después de la explosión. Aun así, después de saber que Ryan estaba vivo, no era de sorprenderse el tenerla frente a mi.
— Me conmueves, pero eso no logra disminuir la decepción que me recorre al ver la posición en la que te encuentras— hizo una mueca dubitativa y arrogante — Esperaba más de ti, después de todo, se supone que dedicaste los últimos dos años de tu vida a hacerte invencible y bueno... mírate. Estás en el suelo, débil, sin una sola arma, cubierta de sangre propia y ajena, apenas respaldada por un delgado vestido que muy seguramente se vería bien en tu funeral y, por supuesto, hablando con una chica que por tu culpa, debería estar muerta.
— Una lista de hechos bastante errática ¿No crees? La ventaja de que hayas sobrevivido, es que puedo asesinarte con mis propias manos esta vez.
Frunció el ceño, realizando una lastimera mueca y fingiendo haber sido lastimada por mis palabras.
— Creí que éramos amigas.
— ¿Del tipo de amigas que chantajean y secuestran?
Se encogió de hombros riendo de nuevo y sin previo aviso, estrellando el mango de su arma contra mi rostro. Mi cuerpo cayó nuevamente hacia uno de los costados, mientras escupía un poco de sangre que se había acumulado en mi boca.
Limpié mi labio, observando las gotas frescas en mi mano con ironía.
—¿Quieres saber por qué te he traído hasta aquí?
— Porque te lo he permitido—repuse de inmediato, relamiendo la sangre restante de mi boca con algo de rabia— porque amenazaste con volar el maldito centro de reuniones si no te acompañaba al auto.
—Un bonito detalle ¿No es así? — cuestionó con orgullo— Fue mi primera opción al saber que Ryan estaba allí contigo, un toque algo personal en honor a él.
— Púdrete— musité intentando comprenderlo todo, a lo que esbozó una sonrisa complacida.
— No es tan difícil si lo piensas bien ¿Sabes?— volvió un par de pasos, tomando la silla y acercándola hasta dejarla frene a mi. Se sentó, cruzando una de sus piernas con despreocupación — dicen que la paciencia es un don. De aquellos que recompensan a quienes saben esperar.
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Sin reglas ni principios 2
AksiSEGUNDA TEMPORADA DE SRNP. ES CIEN POR CIENTO RECOMENDADO LEER LA PRIMERA TEMPORADA. * * * * ¿Que harías si te vieras atada a tu pasado, si tu memoria fuese tu mayor enemigo y te convirtieses en lo que siempre temiste? Siempre recuerda, del am...