33. Un plato que se sirve frío.

1K 111 12
                                    

Me detuve en la entrada, dejando que Noah me cogiera un poco de ventaja y mirado tras de mi la manera en que Ryan y Faux conversaban.

La expresión  del segundo era ciertamente autodidacta, mientras que Ryan lucía un poco nervioso y disgustado.
Frunci  el ceño, replantenadome regresar para ver lo que ocurría  y probablemente  había  interrumpido al despertar, pero antes de poder decidir algo,  pareció sentir mi mirada, porque volteó  en mi dirección.

Sus ojos, de aquel profundo color avellana, me dedicaron una mirada que logró  estremecerme y de inmediato envió  imágenes de las últimas horas a mi cabeza  provocando que el calor subiera a mis mejillas y me girara con rapidez.

— Qué mierda te pasa Thia, ya no tienes diecisiete — me reclamé  tallando mi rostro y sonriendo estúpidamente sin poder borrar los recuerdos de mi cabeza.

— No creí  que te dejases llevar por los sentimientos.

La voz de Noah provocó  que subiera la mirada,  viéndole apoyado en la entrada del ascensor mientras me observaba.

— Es decir, la diabla que creía  conocer, era mucho menos maleable—soltó un fuerte suspiro dejando su cabeza gacha — de alguna manera me alegra ver a la verdadera diabla, a pesar de que ese idiota sea la razón  de su aparición.

Levanté  una ceja asimilando sus palabras y dedicándole una sonrisa agraciada mientras avanzaba en su dirección.

— Me alegra haber confiado en ti, cachorro— musité  al pasar por su lado y entrar al ascensor.

— ¿Qué acabas de decir?— cuestionó  con una expresión  sorprendida pero definitivamente  complacida.

— ¿Yo? No he dicho nada, seguro lo inaginaste— me encogí de hombros mientras oprimía  el botón de nuestro piso — y bien ¿dónde está Alex?

— Esa es la mejor parte — Exclamó  con emoción  — ¿ Recuerdas el chip que te habían  implantado? Pues ella lo guardó y mientras ustedes dos se ausentaron, logramos entrar en el sistema satelital que lo manejaba. Tenemos la ubicación exacta del Kill-J y su equipo en este momento.

— ¿ Y las malas noticias?

— ¿Malas noticias? ¿ Por qué asumes que hay malas noticias?— cuestionó revolcándose el cabello para el momento en que el ascensor se detuvo — Oh mira, llegamos. ¡Vamos! El tiempo vale oro.

Alargue la mano, tomando su chaqueta y evitando que continuara.

— Noah, eres pésimo  mintiendo.

Soltó un fuerte suspiro, renegando con la cabeza.

— A veces me exasperas— se quejó, finalmente mirándome — Los caídos  han estado intentando contactarme.  Tengo casi doce llamadas de Sem y al menos una de los otros.

— ¿Que hay de Lucif?

— Hasta ahora no se ha comunicado  conmigo, es probable que Sem le haya dicho alguna mentira para darnos un colchón de tiempo.

Apreté los labios , asintiendo y haciéndole un ademán  para continuar nuestro camino. Si lo que Noah suponía  era correcto,  lo más seguro era que Angelique hubiese comenzado con sus sospechas mucho antes que Semmiaza con sus mentiras.

Noah se había encargado de nuestros dispositivos  y había generado defensas potentes para cualquiera que intentase localizarnos, pero si se trataba de Angelique, no podíamos  confiarnos.

Finalmente abrimos la puerta de la habitación,  casi al tiempo en que Faux y Ryan llegaron tras nosotros. Tan pronto como lo hicimos, una oleada de vapor frío  chocó contra mi piel, logrando que retrocediera un par de pasos.

Sin reglas ni principios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora