8. Esto es guerra~ Parte 2.

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Atravesé el muro derrumbado casi al instante en que el pitido desapareció de mis oídos, pero en vez de seguir la dirección que creía habían tomado, desvié hasta los baños más cercanos.

Efectivamente, aquella pequeña explosión había abierto un nuevo pasadizo al otro extremo de la escuela y llegar a su punto de encuentro, considerando que llevaba un infante consigo y debía serpentear entre pasillos, le tomaría en promedio unos siete u ocho minutos. Por mi parte tomaría el camino difícil, aquel que paradogicamente resultaba ser el camino rápido.

Llegué a la blanca habitación y de inmediato, apoyándome en los pequeños inodoros, envié una patada que fue lo suficiente para desajustar la rejilla de ventilación. Terminé de retirarla con las manos e introduje mi cuerpo en lo que afortunadamente era un ducto bastante grande.

Gateé un par de metros hasta encontrar la escotilla que los planos de mi lente indicaban y saqué mi arma que con unos cuantos disparos logró remover el candado que la mantenía cerrada.

- Tecnifican toda la escuela y no se les ocurre hacerlo con los ductos, brillante - Exclamé aferrándome a la lamina de concreto que lentamente fui moviendo hasta darme el panorama de una escalera de tubo de unos tres metros - Tienes cinco minutos, no los desperdicies.

Tras unos segundos llegué a la ultima de las escotillas que a mi favor conservaba un fácil pasador que no me demoré en retirar.

No me equivocaba, la estructura de la escuela había sido realizada a manera de claustro con algunos edificios colindantes conectados por domos. Desde la terraza en la que me encontraba el camino sería en linea recta hasta la próxima escotilla que me dejaría dentro de su lugar de encuentro; El salón de juegos, el lugar más famoso de ese gran instituto por su seguridad y diversidad.

Comencé a correr con toda mi fuerza en la dirección que necesitaba, llegando allí en menos de dos minutos y teniendo aún otros tres de ventaja. Una vez en el lugar no me fue difícil ingresar por una escotilla homónima a la anterior, una táctica del arquitecto para simplificar el diseño.

Apoyé mis pies con delicadeza en el suelo del lugar y me senté en una de las coloridas sillas a esperar por mis invitados.

Lo que casi no logra ser un minuto bastó para que la puerta se abriera y Ryan entrara con el niño a rastras.

- Debes estar jodiéndome - Soltó tan pronto como terminó de forcejear con el pequeño, cerrando la puerta tras él y por fin mirando el panorama.

- Me lo pediste la primera vez que te mandé al diablo - Exclamé poniéndome en pie con la seguridad de haber escuchado a su compañero decir que se demoraba un poco tras no encontrar dos de los oficiales que custodiaban el lugar y de los cuales se debía deshacer para mayor eficacia de su plan.

- ¿Y por qué no recuerdo ese momento?

- No sabes cuanto me lo he preguntado - Alegué sacando una segunda arma y quitandole el seguro.

- Es porque jamás sucedió - afirmó con irreverencia dándose el tiempo de botar su cargador usado al suelo con la confianza de que no dispararía.

- Como desees, te haré recordar a las buenas o a las malas- hice una pausa centrándome en la manera en que su cabello había crecido y re curvaba tras sus orejas -Pero primero arreglaremos el asunto del pequeño, devuélvelo y nadie saldrá herido.

Una odiosa carcajada provocó que sus hombros se movieran y su mirada subiera de una manera cínica, intensificando el tono que me resultó frío y animal.

- Si quisiera asesinarte ya estarías muerta, la cuestión es que ahora tengo otra prioridad.

- No pido tu misericordia. Es más, podemos jugar en el mismo nivel.

Sin reglas ni principios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora