26. Nuevos problemas.

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La puerta se cerró de golpe provocando que me sentara de un solo impulso, manteniendo la manta que me cubría sobre mi busto. Mi cuerpo dolía, tanto por la sacudida del mar como por haber dormido en el suelo, sin embargo, la sensación del tacto de Ryan permanecía vigente en mi sistema.

Gruñí, sintiéndome lenta al no haber notado que alguien estaba dentro y rápidamente me puse en pie, enrollando la tela alrededor de mi pecho y llegando hasta una de las ventanas. A lo lejos, una sombra desaparecía entre los arboles.

Abrí la puerta con rapidez , dispuesta a perseguirle, pero chocándome inmediatamente con alguien que me hizo caer de espaldas.

  — Veo que ya despertaste —  comentó Dexter desde la altura. Exhibió una sonrisa ladeada y con ello me extendió una mano con el propósito de ayudarme a ponerme en pie.

— Había alguien—  solté de inmediato mientras intentaba volver a salir pero era detenida por su agarre — Había alguien aquí dentro. Lo escuché salir.

  — No es posible, nos lo hubiésemos cruzado en el camino—  replicó con escepticismo, observando mi expresión decidida a ir en su lugar y negando con la cabeza —  Bien, espera aquí mientras echo un vistazo.

Justo cuando dio media vuelta dispuesto a irse, mi mano se aferró a su antebrazo, deteniéndolo en el camino.

  — Olvídalo—   musité, tallando mi rostro con la mano libre— No importa quien haya estado aquí. Por ahora debemos centrarnos en cómo salir de esta isla —.Me detuve en seco, recordando las ultimas palabras de Evans y mirándole con recelo — Dijiste hubiésemos.

  — ¿Qué?

— Dijiste, nos lo hubiésemos cruzado, y ciertamente yo no estaba contigo. ¿A quién te refieres? 

Ryan mandó su mano a su nuca, rascándose un poco y haciéndome notar que llevaba un atuendo diferente al del día anterior. Una pequeña figura asomó tras él, inclinándose lo suficiente como para dejarme ver su rostro.

 Se trataba de una chica unos años menor que yo que me sonreía de una manera brillante. Como si no supiese con quienes estaba tratando.

  — ¿Eres Thia, verdad? —  cuestionó, provocando que diera un paso en su dirección y la cogiera por la blusa, atrayendola hacia mi. Su rostro entró en pánico por unos segundos hasta que la carcajada de Ryan cortó el aire llamando nuestra atención.

Apretó sus labios con absoluta gracia y con un guiño y un gesto, me pidió que me acercara a él, mientras nos alejaba unos cuantos metros de la chica.

— ¿Por qué sabe mi nombre? — gruñí, sin darle tiempo para una explicación— Nadie, repito, nadie sabe mi nombre. La única persona además de ti, que sabe que Mefistófeles es Cinthia Taylor, es Lucif. Y aun tengo problemas con que así sea — me quejé.

Evans tildó  su cabeza hacia su costado, haciéndome ver la manera en que la chica se balanceba sobre la planta de sus pies, con sus manos sujetas a las correas de su maleta y la mirada perdida en los alrededores.

— ¿En realidad crees que ella puede significar un peligro? —Alcé una ceja con escepticismo y una mirada lo suficientemente perforadora como para que él quitara su expresión autodidacta y soltara un suspiro—. No pude decirle que eras Mefistófeles por el simple hecho de que todos aquí, en especial ella, parecen tener una particular idolatría hacia ti— hice una mueca de desconocimiento que le llevó a continuar — ¿Acaso no recuerdas este lugar?

Fruncí el ceño mirando a  mi alrededor y recibiendo algunas imágenes inexactas de haber estado en una isla así. Giré en dirección a los arboles y como una ráfaga, los momentos se asociaron, llevándome al instante preciso donde, a mitad de la noche, corría por entre las sombras con mi equipo ausente. La primera vez que Lucif me dejó salir a una misión de campo.

Sin reglas ni principios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora