29. Reemplazo.

962 116 15
                                    

Un silencio incómodo se había posicionado entre los cuatro y las miradas atravesaban el pequeño espacio conforme el mini-Jet se alejaba de la isla.

Apenas unos segundos después de que Alex hubiese aceptado la manera en que Lucif estaba involucrada, una docena de hombres nos habían interceptado y habían interrumpido nuestra conversación, provocando una herida en el brazo de la chica y una rápida huida en dirección a Noah. En ese momento, mientras ella hacía presión para detener el sangrado que seguramente no la mataría, Ryan y Faux intercambiaban una mirada fulminante.

— Aun no estás lista — musité, observando su rostro de dolor tras una bala que la había tomado desprevenida, pero que por suerte había atravesado la carne superficialmente. Solté una sonrisa irónica y agregué para mi misma— No sé ni para qué me preocupo.

Ryan, quien permanecía sentado a mi lado, me miró de inmediato, probablemente captando el sentido oculto de mi apreciación. Era sencillo, Angelique jamás había reclutado a alguien sin motivo alguno y había formado a los ángeles caídos con la precisión que cada miembro requería, ni uno más, ni uno menos. Todos eramos tan necesarios como únicos y eso provocaba que el equipo fuera un complemento. Siendo así, a menos de que intentase buscar un reemplazo, jamás hubiese formado un nuevo agente y mucho menos lo hubiese reclutado por sus propios medios.

Por otro lado, el resto de las tropas, aquellos fuera de los ángeles caídos, entraban en un programa de formación estándar en el que jamás veían a Lucif. Si ella se había tomado la molestia de formarla por su cuenta, seguramente tenía un propósito ¿Pero cual? ¿por qué entrenarla como me había entrenado a mi? ¿Por qué cumplir su capricho de querer ser como Mefistófeles?

Solté un bufido al aire y conocedora a la perfección de la nave que nos transportaba, envié la mano a la parte inferior de la silla, sacando una pequeña navaja. Avancé de un solo paso al otro lado y antes de que ella pudiera notarlo, me apoyé en una de mis rodillas, mientras la otra dio directo contra su abdomen, aprisionándola contra la silla. Para completar, mis manos ya se habían hecho de su brazo herido y apuntaban el filo de la navaja sobre la carne abierta en búsqueda de respuestas.

La chica chilló bajo mi agarre, consciente que un mal movimiento, sumado a la posición en la que estaba, podía volver mortal una herida que en principio no lo era.

— Ya que estamos cómodos — comencé, advirtiendo a Faux con la mirada, que no me importaba llegar con dos tripulantes menos a nuestro destino si decidía intervenir — es momento de que nos digas quién eres y qué tienes que ver en todo esto.

— Esos movimientos— murmuró ella, quizá recordando nuestro enfrentamiento anterior a la llegada del Jet — los conozco, los he visto cientos de veces.

— No sé a qué te refieres.

— ¡Pero claro!— chilló y de inmediato sus ojos se llenaron de lágrimas — Eres tu, ahora todo tiene sentido. Eres Mefistófeles.

Retraje mi mano con el ceño fruncido, echándome hacia atrás y observando la manera en que limpiaba sus mejillas con el dorso de su mano.

— ¿Está llorando?— cuestionó Ryan incrédulo, robándome las palabras de la boca.

— Es que, esperé tanto tiempo por este momento, Lucif por fin cumplió su promesa — se detuvo entre balbuceos y finalmente concretó— Tras la venida de Mefistófeles, logré contactarme con la agencia y le rogué que me entrenara, que me hiciera como el ángel que nos salvó aquel día. Finalmente aceptó y su única condición, además de no cuestionar sus métodos de entrenamiento, fue esperar por la llegada de una de sus agentes a la Isla y servirle de apoyo. No dijo cuando, ni cómo, no aclaró nada hasta que un tiempo atrás llamó a Chamán, pidiéndole una tormenta y advirtiéndome que pronto llegaría el momento para el que había estado entrenando.

Sin reglas ni principios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora