Granblue Fantasy: Vane | Preocupaciones menores

732 26 0
                                    

Canción-OST: "Summer Holiday" de Wild Nothing.

Tiempo estándar de lectura: 00:05:11

Palabras: 1102.

*******

¿Cómo podrías decirle o hacerle ver lo que pensabas? ¿Lo que sentías? ¿Lo que querías? Y que en cierto modo siempre encontrabas en él. Que, hasta cierto punto, deseabas un día poder tomar su lugar y su personalidad a ver qué sucedía.

Pero él... Vaya... Sabías como era y no podías darte el lujo de hacerlo perder.

—¿Capitán?

Los dos se miraron de frente, a una distancia un tanto prudente. Algo cerca de tus aposentos.

—Vane... ¿Qué hay?

Lo miraste. Ese cabello rubio tan perfecto, su sonrisa de oreja a oreja, su piel cálida, y ese porte fenomenal guardado en la armadura elegida para el día de hoy.

Había cambiado la estación (no importa, la que sea, en este momento te daba igual) y era ese día donde todo el reino se ponía de manteles largos para celebrar. Todo había salido bien en los últimos enfrentamientos, pero aun así no podías concentrarte.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Solo pienso, chico... Tranquilo... Todo bien. No hay nada de qué preocuparse.

—¿Seguro?

Asientes con pena.

—Pero podrías salir... El día es estupendo. ¿Por qué no salimos y disfrutamos de la vista? ¡Las flores de cerezo son hermosas!

"Salimos", piensas, "disfrutemos. Habló de los dos. Habló como un nosotros. ¿Por qué?".

—Te lo agradezco mucho, Vane. Pero así estoy bien, en verdad.

—Bueno... En ese caso, no hay problema si puedo quedarme contigo, ¿Cierto?

Te sorprendiste al escucharlo y lo miraste del mismo modo, esperando su próximo movimiento. Rápidamente se acercó hacia ti, en aquel pasillo en dirección hacia el camino donde se encontraban tus aposentos.

—Vane... No es necesario.

Y, ¿Es qué como podías decirle? ¿Cómo podías comentarle que te sentías mal y que si necesitabas de una cercanía tan fuerte? Pero debías ser el capitán siempre. El capitán (t/n) (t/ap) que ahora siente como si toda la carga que pesa sobre tus hombros se volviera un peso infinito equivalente al mundo mismo.

Pero aquel caballero rubio no lo sabía. Y no lo podías echar simplemente, más allá del hecho de que estabas enamorado de él.

—Está bien, ¡Solo estamos los dos aquí! Nosotros dos, nada más. Podemos hablar. Si quieres, por supuesto.

Suspiraste. Vane era más allá de uno de tus peones, como se podía referir a ellos durante la estrategia en la defensa, sino que también, en secreto y sin que él lo supiera, era un soporte de tu inspiración y tranquilidad.

Pero nunca te habías animado a decirle algo.

Más allá del hecho de ver cómo se llevaba con el resto de la tripulación o la infinidad de féminas que pensabas se le pudieran acercar. Y no había nada que quisieras hacer, aun con más fuerza, porque lo que menos querías era hacerlo sentir mal.

—Vaya... Eso es duro —añadió con pena.

Asentiste de nuevo.

—Es que... —Contestaste con miedo—. Sé que soy el capitán, yo no debo tener miedo pero... Ah, no quería que me vieras así, Vane. En serio... Esto no está bien...

Vane se llevó la mano hacia la barbilla y meditó durante algunos segundos esperando a que tú hicieras algo más. En un momento pensaste que lo mejor sería ahora retirarte y seguir en tu soledad innata. Pero él no lo permitió, justamente cuando querías levantarte y sentiste su fuerte mano contra ti pero con algo de suavidad.

—¡Vane!

—Sabes, no tienes que actuar fuerte todo el tiempo. Está bien expresar tu tristeza y frustración.

Te hizo regresar a tu lugar. Justamente fue cuando los dos se vieron de frente y esperaban por la reacción del otro.

—¿De verdad? Pero... —Añadiste sorprendido.

—Tal vez no sea como Lancey, sé que hablas mucho con él, pero puedo entenderte.

—Gracias, Vane. Pero, simplemente, no debería ser así... Que pierda ese porte, ustedes necesitan a alguien fuerte.

—Tú eres fuerte, (t/n). Eso lo sabemos. Sé que los héroes debemos siempre sonreír pero...

Vane trago saliva mientras que tú seguías esperando por sus palabras, juntaste ambas manos en tu regazo mientras él pensaba en la siguiente frase. Te sentiste extraño, y más aún al ver que intentaba comprender el mundo en el que vivías.

—Sé que siempre debemos sonreír pero... A veces es necesario liberar estrés, yo lo hago siempre.

Asentiste a lo que dijo.

—Vane...

—Sé que no soy un profesional como para decírtelo pero... Te puedo entender.

Sonreíste con ternura, casi con los ojos llorosos, aun escuchando por lo que intentaba explicar. Con mucho cuidado y delicadeza, en especial porque se dirigía a ti.

—¿Sabes algo, Vane?

Levantó la mirada hacia ti, con algo de intriga en su mirada.

—A veces siento envidia de ti y de los chicos de la tripulación —dijiste con algo de pena mientras que él seguía examinándote, confuso, con la mirada.

Tragaste saliva de nuevo y dejaste caer tus manos para comenzar a explicar.

—Los veo divertirse, jugar, hablar cuando se puede, ligar con las mujeres... Y... Más allá de que me siento como... Ah, no sé cómo decirlo.

—¿Extraño?

—Sí, así mismo... No encuentro otra palabra.

—Pero no tienes que sentirte así.

—Lo sé pero... Me pregunto siempre por qué no puedo ser del todo así.

—Puedes serlo, aunque no necesitas ser así. Solo tienes que ser tú mismo, eres un buen capitán y nosotros te respetamos.

Asentiste de nuevo, pero ahora con los ojos cerrados y la vista fija hacia abajo.

—Yo te quiero mucho, (t/n).

Levantaste la mirada al escuchar lo que dijo, igual entre la sorpresa y el encanto. Vane se sonrojó, notaste como sus mejillas se tornaron un poco rojas por lo que dijo. Tú también sentiste el rubor subir por tu piel.

—También te quiero, Vane...

Al principio te querías lanzar para abrazarlo normal, como se abrazaban todos los hombres. Un par de palmadas en la espalda y una presión mediana entre sus pechos. El de Vane, formado y atlético, contra el tuyo que solo era un extra ante tus habilidades castrenses.

Pero pasó.

Por inercia, sin saberlo, querías subir sobre su mejilla para depositar un beso en esas mejillas ruborosas. Casi, cuando estabas cerca de la comisura de sus labios, fue cuando te detuviste y Vane también se alejó un poco. Se detuvo el abrazo inmediatamente.

—¡Lo siento, lo siento mucho! —Dijiste con mucha pena.

A Vane no le importó. Puso su mano sobre tu hombro y comenzó a bajar lentamente su rostro hacia el tuyo, hasta que por fin pudieron unir sus labios en un momento especial y único para los dos.

Cuando terminaron, sonreíste y por fin pudiste abrazarlo como se debía para que ambos salieran a ver las flores de cerezo en la temporada.

PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora