PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

JoJo's Bizarre Adventure: Noriaki Kakyoin | Stardust Crusaders | Viveza

(N/A: Todo un capo el Kakyoin... No les vamos a mentir mis panas, aún nos parece fresco).

Canción-OST: "Playa" de Young Tender.

Tiempo estándar de lectura: 00:08:03

Palabras: 1732.

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Los dos eran los más cercanos del grupo, si bien cada quien tenía sus propias vidas y propias relaciones intrapersonales. Pero te sentías siempre cerca de sí, incluso en los momentos más bajos o más raros. Y por eso intuías la cercanía que siempre tenías consigo.

—¡Kakyoin! ¡Basta! —Le gritas mientras los dos van caminando.

Esa cosa que hacía con las cerezas en la boca te hacía intimidar. Pero ahora, te daba cierta risa. Aquel hombre, alto y de un largo-raro cabello rojo, te mira incrédulo pero también divertido.

—Creí que ya lo habías superado.

—Basta, hombre.

—¿Qué tiene de malo? Esto sirve para atraer a las chicas.

Te llevas las palabras a tus adentros.

—Lo que digas —murmuras levemente.

Y ese era el principal problema.

Podías intuir que, cuando se lo propusiera, Kakyoin podía darse de casanova en todos los sentidos de la palabra, y eso te producía cierta incomodidad. Y celos. Pero debías controlarte. A pesar de ello, Kakyoin y tú pasaban mucho tiempo juntos.

Te sentaste a su lado en clases, al principio hablaban difícilmente entre ustedes. No más allá de que le ayudaras a resolver algunas cosas que no entendía. Era divertido ayudarlo. Después comenzaron a hablar más seguido, sobre todo de sus gustos, los cuales compartían mucho. Y entonces le conociste más a fondo.

—No lo podrías entender, (t/n).

—¿A quiénes? ¿A tus amigos?

—Parece que sí.

—Vamos... Si he podido... ¿Hablar?... Con Joseph... Y con su muchacho... Bueno, no hablamos mucho. De hecho hablé más con su pareja... Tú entiendes.

—Sí, te comprendo. Bueno, él y yo hablamos muy a menudo.

—Eras amigo suyo antes de mí, supongo.

—¿Y no quisieras estar con nosotros?

—No quisiera ser una molestia, Kakyoin. Para nada... No sé qué hagan pero, no quisiera ser una piedra en sus zapatos.

—¡Vamos! —Te tomó con el otro brazo desde el hombro y te juntó hacia él—. ¡No digas eso!

Confiabas en él, siempre en él. Y por eso intentabas hacer lo mejor.

La vida de los Joestar era fantástica, pero peligrosa, para ti. Y quizá aún más a regañadientes fue que Jotaro accedió a explicarte todo ese asunto de los Stands y de los planes maléficos de Dio. Y tuviste miedo, y una visión.

En cierto modo, buscabas siempre serle útil. Y el hecho de presenciar las batallas de los Joestar, fue lo que te hizo temer aún más.

Cuando estabas solo, sentiste su fuerte presencia detrás de ti y como su mano llegaba a tu hombro. Era Jotaro, su amigo, con quien no hablabas mucho. Te intimida.

—Jotaro...

Él solo suspira al verte.

—¿Qué sucede?