Jujutsu Kaisen: Toji Fushiguro | Silencio y primeros auxilios

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Canción-OST: "Slow Hands" de Interpol.

Tiempo estándar de lectura: 00:04:16

Palabras: 950.

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—¡Mierda! ¡Eso duele!

Puedes ver como aquel hombre maduro y mayor aprieta la mano al borde de una silla, mientras que tú intentas aplicar una gasa sobre su trabajado hombro. Verlo sin camisa es un delirio para ti.

—Y todo porque no quiere ir al hospital.

—¡Por favor! ¡Tú sabes que nosotros no tenemos tiempo para estas cosas!

—Debería considerarse afortunado de que sepa tratar esto, señor Fushiguro.

—¡No me hables como si fuera un viejo!

Los dos se ríen y aprovechas ese breve periodo de distracción para seguir desinfectando la herida esperando que él volviera al semblante distinguido que tenía con los demás miembros de la orden.

Pero ahora ellos no estaban ahí, y él estaba seguro de donde te encontraría a ti.

Porque a pesar de tu edad, conocía la amistad tuya con su hijo y las habilidades que habías desarrollado cuando empezaste a hacer preguntas y preguntas sobre lo que pasaba alrededor de las instancias de la ciudad.

—Necesito un cigarro.

—Necesita descansar. Punto. Esto es como si le hubieran disparado una bala en el hombro.

Pones las últimas tiras de cinta médica cubriendo los pliegues de la gasa mientras hace una pausa para extender la mano y agitar la cinta frente a la cara de Toji momentáneamente dándole a entender que todo había terminado.

—Descanse un poco, de verdad... Solo unas horas y le prometo que podrá fumar todos los cigarros que quiera.

—¿Hablas en serio?

Asientes, mientras te alejas de la silla donde permanece sentado aquel estoico y atractivo hombre para guardar los materiales de primeros auxilios. Sentías envidia de un objeto inmaterial. La gasa de tela que podía posarse encima de su blanca piel, que absorbía su masculina esencia y dejaba con prisa mostrar su cuerpo varonil como ¿Cazador de demonios? ¿Espíritus? No entendías a ciencia cierta lo que hacían ellos.

—De verdad me tengo que ir.

—Parece que tienes una contusión y llegaste cayéndote. Creo que deberías seguir aquí.

Suspiró con hartazgo y de nuevo regresó la mirada hacia ti. Toji te observaba, y tú mirabas hacia el suelo.

—¿Quieres café? ¿Agua?

—¡Lo que quiero es irme! ¡Tengo cosas que hacer!

Exhalaste con hartazgo y te sentaste en uno de los muebles justo en frente de la silla de donde Toji reposaba. Suspiraba con cuidado, alejando con la mano lentamente las gotas de sudor que la precaria ventilación de tu casa formaba en él.

Seguías sus movimientos con delicadeza, mientras miraba con cuidado los restos de lo que era su distintiva playera negra. Querías levantarlos y decirle que los tirarías a la basura...

Pero en realidad querías conservarlos, cuidarlos, olerlos e imaginar que un hombre maduro como él saldría con un muchacho como tú.

No pierdes el tiempo pero comienzas a ver sin cuidado los abdominales cincelados de Toji Fushiguro, o sus pectorales, o la serie de cicatrices grandes y pequeñas que se extienden como si fuera un mapa estelar sobre su pecho y brazos como constelaciones. No puedes notar como se forma el borde de su sonrisa curiosa elevándose con cuidado y calidez sobre su rostro masculino.

—¿Te gusta lo que ves?

Tragaste saliva de inmediato, sentiste que se te iba el aire. Te sonrojaste, te asustaste, e intentaste desviar la mirada hacia otro lado.

—Lo siento... Lo siento... Perdón, es que...

—Tranquilo. ¿Acaso crees que me he ofendido?

Te mordiste el labio en un intento de juntar las palabras en tu mente, pensando en el miedo latente de que aquel hombre se levantara y te aplastara contra el suelo como un insecto.

—Yo también fui joven como tú, un tanto preocupado. Te entiendo. No tienes nada de que preocuparte.

Suspiraste, sin decir nada, de nuevo con las manos entre las piernas.

—Estás nervioso... Y me atrevería a decir que estás excitado, (t/n). ¿Me equívoco?

—Lo siento, de verdad... Lo siento... No era lo que esperaba.

—Ya... No digas eso. Acércate.

Su voz suena tensa en el aire tranquilo de tu casa. Toji suspira mientras te acercas, preguntando por qué no te sientas. Es que no hay otro lugar. Su mano indica cerca de su regazo.

Y accedes.

Toji envuelve su brazo alrededor de tus hombros un poco más fuerte para que tu cabeza descanse sobre su hombro, el que no está lastimado. Abrazarlo por un segundo más no lo mataría. O eso es lo que se dice a sí mismo, de todos modos.

—Siempre piensas en estupideces... Es lo que me dijo mi muchacho de ti.

Tratas de reprimir la emoción que comenzaba a surgir dentro de ti.

—No es cierto... No.

Él puede sentir el temblor de tu cuerpo acercándose desde tu espalda baja hasta tu cuello, y él te permite abrazarlo con mucho cuidado.

Los dos están cansados, adoloridos, perdidos por las vidas que ambos llevan. Él siente tu cuerpo como si fueras una hoja en el viento cayéndose salvajemente en el mismo y que puede ser rota por hasta la más mínima fuerza, mientras presiona sus labios contra tu cabello.

Y el silencio se adueña de la habitación.

Y de más estaba decir que Toji Fushiguro no era bueno para continuar con las conversaciones. Lo suyo era lucir su cuerpo en la batalla. Todo es silencio entre los dos durante algunos minutos, mientras su toque te mantiene unido hacia él esperando una noche más tranquila y fantástica cuando se recupere.

Y piensas en cómo le explicarías esto a todo el mundo.

—Ya... Voy por tus cigarros. Yo invito. ¿Necesitas algo más?

—¿Me puedo quedar aquí?

—Claro, ¿Por qué no...? Señor...

—Adelante... Dime Toji —dijo con voz seductora.

Y te sonrojaste, levantándote y acercando la mano encima de tu boca.

PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora