PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

The Arcana: Asra Alnazar | Tensión exterior

Canción-OST: "La Noche Total" de Belafonte Sensacional.

Tiempo estándar de lectura: 00:07:48

Palabras: 1688.

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Él siempre tiene la razón. Por algo te acobijó en su hogar y comenzó a enseñarte cosas.

—¡Pero es que es tan frustrante!

Solo te mira como pasas tus manos sobre la mesa de su hogar, casi buscando quererte aliviar los nervios con ese simple movimiento.

—Solo no te rindas, (t/n). ¿De acuerdo? —Dice, poniendo su fina mano sobre tu hombro.

Levantas la mirada hacia aquel joven.

Asra, quien funge como tu cuidador, maestro y protector. Su sonrisa es pequeña pero está cargada de sentimientos, y ni hablar del encanto que le brinda su cabello blanco suelto y suave como las nubes, o de su piel tostada que complementa a la tuya.

Precisamente en este día, Asra dedicó su tiempo para enseñarte un mejor hechizo y todo saliera bien antes de que tuvieras que marcar tu destino. En estos últimos días estar con tu mentor representaba un encanto para ti. Sin embargo, de hacía varios días, cada vez te sentías triste o extraño con respecto a él.

Y el hecho de que el refugio no tuviera otra habitación, ni otra cama, tampoco ayudaban mucho. Incluso llegaste a proponer dormir en otro lado. Aún recuerdas como dijo con una sonrisa tenue que no le importaba el asunto.

Pensabas que Asra era alguien muy misterioso, pero no tanto como lo que podías hacer.

—Respira hondo —dice—. ¿De acuerdo?

Le obedeces. Él solo te mira detenidamente. Buscas que también tu profundo exhalar alivie el rubor de tus mejillas.

—Tienes que relajarte. Es una orden.

—Pero, ¿Cómo, Asra? ¿Cómo?

—No intentes pensar mucho en eso... Piensa más en lo que hemos hablado.

Levantas la mirada con desdén hacia el techo al recordar cómo es que llegaste aquí. Precisamente, cuando despertaste, no recordabas nada de lo que había ocurrido.

Cuando te empezaste a enterar de varias cosas, fue cuando sentiste aún más miedo. Pero, si Asra estaba diciendo toda la verdad de las cosas que habían ocurrido, ¿Por qué te sentías tan extraño?

Era una pregunta que te molestaba todos los días. Pero no pensabas en decirle algo a tu maestro, él. Precisamente. No ibas a contradecirlo. 

Como mencioné, compartir la cama era algo que considerabas podía ser un problema. A veces los recuerdos te hacían despertar, y tenías miedo de provocar una rareza entre él y tú. A veces soñabas con él, con tomar su mano y abrazarlo fuertemente.

—No lo sé...

Asra te mira con detenimiento.

—Vamos —dice mientras se levanta y se acomoda hacia donde estás.

Sus manos se posan sobre tus hombros...

—Maestro...

—Puedes decirme Asra, recuerda... Todo está bien.

Sus dedos se detuvieron sobre estos, y empezaron a cometer presión sobre tu piel. Al principio sentiste dolor, que se acrecentaba en breves intervalos con los segundos y hacía estremecer tu cuerpo y tus prendas.

—Asra...

—(t/n), estás muy tenso.

Y de repente comenzó a presionar más.