PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

JoJo's Bizarre Adventure: Jotaro Kujo | Stardust Crusaders | Recelo

Canción-OST: "Ay De Ti" de Reyno.

Tiempo estándar de lectura: 00:07:31

Palabras: 1590.

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¿Cómo terminaste a su lado? No lo sabes. ¿Qué si él se llevaba contigo porque se llevaba con Kakyoin? Tampoco lo sabes. Poco o nada le importa a él, pero a ti sí. Los recuerdos de esos días siempre los llevabas en mente.

Te bastaba con verlo un poco de lejos.

En la 'escuela' lo veías. Jotaro Kujo, en sus dimensiones perfectas, siendo un adolescente joven, musculoso y alto, y vestido extravagantemente como pudiera. Desde siempre te había atraído. El humo de cigarro que venía de él ya no te parecía tan malo. Quizá perfume, quizá almizcle, quizá esencia.

Los mismos malnacidos que te estaban molestando ahora iban tras él. Pensaron que muchos pocos podrían deshacerse de un grande como él, aunque no contaron con algo. No sabes cómo, pero Jotaro los detuvo.

Él no se inmutó de tu presencia. Te levantaste con dificultad, mientras que Jotaro miraba hacia a otro lado y no prestaba atención a nadie más.

Moviste tu mano cerca de tu boca y de tu rostro, sentiste la sangre seca sobre este y como tú ojo punzaba. Pero el dolor ya era lo de menos al verlo presente.

—Gracias —le dices con dificultad.

Toses. Y te das unos leves golpes en el pecho buscando detener el inicio de una potencial taquicardia.

Jotaro regresa la mirada hacia ti, los dos se ven de frente. Tú, destruido. A Jotaro no le tocaron ni un pelo, y por eso lo hacía tan diferente.

—¿Qué?

Toses de nuevo, ocultando el rostro hacia abajo.

—Gracias... Por defenderme...

—No lo hice.

Piensas que la situación ha sido bastante incómoda, aunque por dentro reflexionas lo ocurrido. En efecto, se trató nada más que un daño colateral a lo que le estaba pasando.

—Lo lamento.

—No hay problema.

Los dos se alejan de aquel lugar y cada quien recupera sus caminos.

Desde ese día no hubo momento en tu vida en el que no pensaras en Jotaro Kujo y en qué demonios estaba haciendo cerca de ti. No se hablaban nunca. Solo sabías que Kakyoin Noriaki, quien era tu amigo, también se hablaba con él.

Pensaste en que podías apostarlo todo para ganar, o perder... Y ser golpeado. Otra vez. Solo que esta vez bajo su sombra.

[...]

Ubicaste el recinto de ambos, tal y como te lo había indicado Kakyoin.

—No es alguien muy abierto —te dice.

—Lo sé... Y creo que es eso. Pienso que es honesto.

—No conoces a Jotaro.

—Y por eso mismo quiero conocerlo. ¿Lo entiendes?

—¿Si sabes de lo que ha hecho?

—Por supuesto, tú me lo has contado. No intentes hacerme ver como un estúpido.