PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

Kuroshitsuji: Undertaker | Sepelio honesto

[N/A (Nota publicada originalmente en Marzo 2020): Este fic es un poco extraño... Hace poco, en una conversación que tuve en Zoom, un amigo que trabaja en los servicios funerarios privados contó algunas historias... Con esto del COVID-19, en México, se prohibieron los entierros hasta nuevo aviso y los muertos por esta enfermedad obligatoriamente tienen que ser incinerados para evitar contagios y dispersiones de gente. Así que me contó una historia de lo que ocurrió un día peculiar... Eso inspiró este fic, que fue pedido por él.

Me parece sorprendente que el personaje de Undertaker no tenga un nombre oficial per se. Intenté investigar, me rebotó el nombre de Adrian Crevan. Sin embargo, luego un foro me rebotó que este nombre no era canónico y era usado por los fanfics en mayor medida. Así que no lo usaré hasta que sea declarado como oficial. Tiene años que no me veo Kuroshitsuji, así que pueden darme noticias actuales].

Canción-OST: "Break The Silence (Versión Acústica)" de Palace.

Tiempo estándar de lectura: 00:09:30

Palabras: 2025.

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Mirabas con pena esa tumba. Tenías que cumplir esa promesa, los dos la habían hecho. Era algo que no ibas a olvidar. El plan era después de un mes, y dejar de ser un hombre aunque fuera por una hora. Piensas en aquella vez, la primera, cuando viste sepultar a alguien. Él estaba presente. Y tampoco lloró. Tú sí. Y recuerdas cuando le preguntaste por qué no lo hizo.

»—Simplemente —añade con un poco de pesar—, no era familiar nuestro.

»—¿Pero sientes algo, (n/e)?

»—Por supuesto que estoy triste... Pero, no lo suficiente.

»—¿Te imaginas que te condenaran a muerte por algo así?

»—Nunca ha pasado, (t/n).

Ese hombre era mayor a ti, aunque era más pequeño de edad. Las edades no eran sinónimo de madurez. Los dos eran suficientemente maduros para entender el mundo. Y ambos se hicieron una promesa.  Tú esperabas que él la cumpliera. Pero ahora el destino te quiso hacer una mala jugada, y estabas frente a él. Hermano, amigo, compañero, aliado, héroe de mil batallas.

Él no lloraba en los entierros. Tú no lo harías por él. Porque los dos eran honestos el uno con el otro.

Tocas la enorme, pero a la vez pequeña, estructura de mármol que guarda su nombre, sus fechas, y todo lo que era o alguna vez fue. Limpias rápidamente las solapas de tu traje con la mano, eliminando un poco de la tierra mala de cementerio de este. Dicen que trae mala suerte. Te muerdes los labios, aprietas la mano con fuerza para resistir. Suspiras.

—Hermano...

Respiras, y levantas la vista al aire.

Por fin das la media vuelta y decides bajar el sendero, rodeado de hojarasca de mil años y hacinadas tumbas que lo rodean. La puerta de aquel lugar parece tan cerca y tan lejos. Te cae el recuerdo de las descripciones de fosas comunes, sobre todo la de los tiempos de la peste.

Londres también tenía sus fallas. Y de esa ciudad, eso te parece interesante.

Vas enfocado con la vista al frente, intentando distraerte para proseguir con el tiempo de duelo. Esperando el momento preciso para regresar a tu hogar temporal, y después organizar una estrategia. No te ibas a quedar en cama varios días, él lo hubiera querido así.

Una sombra pasa cerca de ti, que te hace detener por inercia para que puedas cederle el paso.

Pero te hace estremecer, sientes un intenso escalofrío en todo tu cuerpo en cuanto ves un poco de su vestimenta.