PersonajesxMale!Reader (Yaoi - Volumen II)

Hazbin Hotel: Angel Dust | ¿Podemos hacer algo juntos y que no sea rutina?

Canción-OST: "Explosión" de Rubytates.

Tiempo estándar de lectura: 00:08:56

Palabras: 1910.

*******

Era como todos los días, que cuando pudieras dejar el trabajo y él estuviera a solas intentando lidiar con sus problemas... Por fin, tuvieran unos momentos juntos. Pero no era lo que esperaría cualquiera.

Su cuerpo reposa sobre la cama, con su pecho hacia el colchón. Está desnudo, pero no muestra su intimidad. Solo puedes ver su contorno, con las piernas levantadas hacia arriba y algunos de sus brazos juntos. Se ve tan lindo, pero no puedes decirle. Tienes miedo.

Los dos son hombres, pero, aun así... Te sentías un poco menor, quizá pecando de inocente. Y él lo entendía.

Angel Dust tomaba una habitación especial, a la que solías atender en los momentos que fueran necesarios. No sabías por qué ni por cuanto tiempo la súper estrella del inframundo se iba a quedar en el Hotel Feliz, ni como Charlie, tu jefa, le permitía algunas cosas. Solo... Es hacer tu trabajo.

—Me tengo que retirar, Angel.

—Adelante, (t/n) —contesta un poco hastiado.

—Me gustó hablar contigo.

—No tienes nada que agradecer, eres el más normal de aquí.

Comienzas a ajustarte tus prendas del trabajo. Sí, ya no es la hora de laborar para ti, pero tienes que estar presentable para el resto de los huéspedes hasta salir del edificio. Te miras en el espejo, con esa forma casi humana, tu leve pelaje (c/p), la camisa blanca que guarda tu deber botón a botón.

Angel te analiza con la mirada, desde lejos, con un semblante serio y de aburrimiento. Como si pensara en algo, como si intentara guardar algo. Pero no lo sabías.

No te molestaba ver a Angel Dust desvestido, pues solo hablaban y ya conocías su vida. Eso era lo de menos. Quizá se iba a limpiar u otra cosa que no querías delimitar.

Por fin estabas listo, con la mano sobre la perilla de su habitación. Te detienes un momento, intentando pensar en tus siguientes movimientos y en el momento en que llegaras a tu lecho para descansar, como todos los días.

Entreabres la puerta, regresas la mirada hacia su lecho.

—Nos vemos, Angel.

—Que descanses, (t/n). Te quiero.

Titubeas un poco al escucharlo y querer hablar.

—Yo también te quiero, Angel. Buenas noches.

Y saliste, cerrando la puerta con lentitud, con el corazón un poco agitado y la respiración pausa. «Te quiero», repites en tus adentros. ¿Cómo? ¿Lo dijo? ¿Por qué?

Caminas despacio, por suerte no hay nadie en el pasillo ni camino al vestíbulo del hotel. Todo parece estar normal, como siempre, aún para ser el inframundo. Te acomodas contra una de las paredes y entre suspiros intentas controlar tus emociones. Con la mano en el pecho, un dolor leve en este, un montón de ideas revueltas en tu cabeza.

Sentías miedo, porque Angel te atraía bastante. Y tú pensabas que él no sentía lo mismo.

[...]

—¡¿Es en serio?!

—Sí —le contestas con una risa entre dientes—. ¡Así mismo!