Capítulo 11

71 15 0
                                    

"Todos los secretos son profundos, todos se vuelven oscuros. Está en la naturaleza de los secretos". 

—Cory Doctorow.

Carter Harrintong. 

Nos encontrábamos en las bancas del parque esperando al resto. 

Kaethleen se mostraba serena a pesar del movimiento constante en su pierna que demostraba ansias. 

Emiliane daba respiraciones profundas y trataba de mantenerse calmada. 

—¿Abrieron expedientes de ustedes en la comisaría? — preguntó Emiliane. 

River negó con la cabeza. 

—Nunca nos pidieron ningún dato, solo nos encerraron. 

—¿El oficial informó a sus padres? — preguntó Kaethleen. 

River y Thomas negaron con la cabeza. 

—Entonces no pretendían dejarlos en la estación mucho tiempo — dije. — Quizás iban a sacarles dinero o amenazarlos. 

—Iban a manipularlos — dijo Kaethleen. — Los iban a amenazar con confesarlo a la Junta. 

—Iban a pedir algo a cambio por silencio — dije. — Fue muy listo llamar a Caleb. 

Thomas abrió la boca sorprendido, y River se encogió de hombros.

—Ahí vienen Diane y Paxton — dijo Thomas. 

River se lo tomó bien y con poco asombro lo que acabamos de confesar. 

—¿Los han arrestado antes? — pregunté.  

—No — dijo River rápidamente. 

—Casi — dijo Thomas. — Eh, no, no para nada.

Fruncí el ceño al notar que se arrepintió al segundo de escuchar a River. 

Diane y Paxton bajaron de la motocicleta en la que llegaron y corrieron hacía nosotros. 

—¡En mi vida vuelvo a seguir un plan tuyo! — exclamó Thomas molesto al ver a Paxton. 

Seguía resentido porque casi caían por un precipicio y no lo culpo. 

—¿Qué te pasa? —  preguntó Paxton con el ceño fruncido.

—¡Me pasa que River cree que la vida se vive por encima de ciento veinte kilómetros y casi nos hace caer en un precipicio por tu plan de mierda! — gritó Thomas.

—Diane y tú son tal para cual — dijo River. — Ella chilla por cualquier tontería y tú haces un drama por lo mismo. 

—¡Ibas a matarnos! — gritó Thomas. 

—¿Casi caen por un precipicio? — preguntó Paxton sorprendido. 

—Y yo me quejaba del casi infarto que tuve hace un rato — dijo Diane boquiabierta luego cerró la boca y frunció el ceño. — Oye yo no chillo por cualquier tontería. 

Todo el grupo quedó en silencio. 

—¿Piensan lo contrario? — preguntó Diane. 

—Realmente sí — dijo Thomas. 

Diane arrugó la nariz molesta y se sentó en la banca a mí lado sin decir nada más.  

Me parecía surrealista hasta donde llegaron como para encontrarse con un precipicio. 

—¿Cómo les fue a los demás? — preguntó Paxton. 

—Terrible — dijo Emiliane. — No tengo herencia ya, puedo jurarlo.  

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora