Capítulo 4

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"La tragedia es una herramienta que aporta sabiduría a los vivos, no una herramienta para vivir". 

—Robert Kennedy. 

Carter Harrintong.  

Si alguna vez pensé tener problemas otra vez con Bruce, no imaginé que fuese así. 

Bruce que siempre me había tildado de violento y cobarde, causó todo aquello para luego irse tranquilamente, sabiendo que no iríamos detrás de él, experto en hipocresía. 

Entendía la frustración debido al caso de su tía, pero sus métodos fueron extremos. 

Entré en la estancia principal encontrándome con el retrato familiar hecho a pincel.

Quién más resaltaba era Cameron Harrintong, miembro de la Junta Gubernamental, hombre que no podía controlar sus ataques de ira, problemas de alcoholismo y se descargaba con lo primero que encontrara.

La madre de Kaethleen estaba mal de la cabeza para colocarlo al mando de la estación de policía de Tonnevill. 

Al lado de él, mi madre; Ivone Harrintong, como miembro de la Junta, encargada de que cada centro de salud de aquí funcionará a la perfección al igual que ciertas unidades de "justicia ", defensora de los derechos de la mujer y animales - cuándo le convenía- La persona más sencilla, dulce y amable que conocerías nunca, según medios de información y periódicos cuando ella pagaba por las portadas.

En la esquina inferior derecha, hija mayor; Mina Harrintong, recién graduada de la universidad con desórdenes alimenticios e inestabilidad mental causados por sus propios padres que no deberían notarse a otros ojos jamás.

Sin control de sus pensamiento, acciones o emciones, pero una gran actriz porque para cada habitante de este pueblo ella era perfecta. 

Y en la esquina inferior izquierda yo; Carter Harrintong, adolescente tildado de rebelde por no aceptar algunos sucesos que mis padres permitían, a pesar de las amenazas absurdas de Cameron de enviarme a una escuela militar.  

No podía dejar a Mina sola con ellos. 

Era increíble el parecido físico que teníamos.

Cabello negro azabache, ojos oscuros, piel color durazno cremosa, altura imponente, cuerpos delgados pero definidos, facciones del rostro marcadas en el caso de Mina y mi madre más delicadas, nariz recta y definida, labios gruesos, cejas finas, etc.

Mina y yo parecíamos unas copias de nuestros padres, aunque solo sea físicamente. 

Acababa de llegar del instituto y Cameron ya estaba listo para hacerme desear morir.

Solo hacía falta mirarme de reojo para saber que me habían estado usando de saco de boxeo.

No era ni medio día y ya yo iba a irme al carajo por segunda vez. 

—Te lo preguntaré porque hoy desperté de buen humor, ¿Por qué diablos la directora Margaret llamó para decirme que mi hijo había estado golpeando a Bruce Collen en el insituto donde cada uno de los estudiantes podían verlo? — preguntó. 

Porque es una chismosa, de las pésimas, ni siquiera contó la historia completa ni bien. 

Paxton no estaría orgulloso de ella.

—Sabes claramente que para que puedas llegar a manejar un lugar de las fuerzas policiales de aquí debes evitar cosas como esas — dijo Cameron.

Realmente no mintió, quería hablarme fuerte, pero su buen estado de ánimo seguía ahí. 

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora