Capítulo Final: Parte cuatro.

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EL DESCONTROL DE CARTER H.

"No tuve conocimiento de lo cruel qué podían ser las personas, hasta qué me corrompieron y yo hice lo mismo con alguien, entendí, que aunque hayan buenas intenciones, ninguno es bueno, a pesar de las excusas, quise escribir sobre eso"

Carter Harrintong.  

La bala se fundió en el cuerpo de Cameron. 

Al mirar detrás de él no vi a nadie más.  

Emiliane sin esperar mucho lo envió hacia atrás con una corriente eléctrica. 

Kaethleen activó su brazalete y cargó su arma de nuevo, Thomas apuntó hacía el frente colocándose delante de Tyker y Kyal. 

River tomó el arco junto con las flechas apuntando a su dirección y Hades cargó la ballesta. 

Yo no hice nada. 

No supe qué hacer. 

—¡Tu misión Tyker! — gritó Kyel emocionado. 

Kaethleen fue hacía Reyna y la arrastró escaleras arriba, decidí hacer algo útil y seguirla cargando a Melanny. 

—¿Qué tan difícil será tomar de rehén a Cameron? — preguntó. 

No respondí. 

Estábamos solos. 

Debíamos tomar el mando por nuestras propias manos. 

—¡Carter! — exclamó Kaethleen regañandome para que me moviera.  

—No sé qué hacer — dije. 

Kaethleen abrió una puerta dejando a Reyna en la habitación, Marie dentro de la misma estaba desmayada, dejé a Melanny adentro y Kaethleen cerró la puerta. 

—Funde la cerradura — dijo. 

Dejé que de mi mano saliera una llama pequeña que derritió con su calor la cerradura. 

—Nada va a pasarte — dije tratando de influir confianza en ella — Voy a protegerte. 

Kaethleen colocó sus manos en mis hombros y la llama se apagó.

—Yo voy a estar bien porque me tengo a mí, necesito saber que tú también te tienes a ti mismo. 

Me sentía inseguro. 

No sabía de dónde sacar fuerzas cómo el resto. 

Kaethleen me tomó de las mejillas y dejó un beso en mi frente. 

—Quemalo todo, Cart — dijo Kaethleen. 

Mi pecho comenzó a subir y bajar. 

—¿Y si lastimo a alguno de los nuestros? — pregunté. 

Lo dije antes no se relacionaba para nada a cómo pensaba. 

Trataba de influir confianza en el resto, olvidándome de mí.  

—¡No! — exclamó ella. — No tengas esa mentalidad, confía en ti y estarás bien. 

¿Cómo confiaba en mí? ¿Cómo me tenía a mí mismo? 

Si llegaba a enfrentar a alguien, sería por ella. 

—Sé el líder que le cerró la boca a Ivone y fue al frente. 

—Pero ya Caleb no está aquí — dije. — No están Diane y Paxton, no está Rixton. 

No me sentía seguro, ni a salvo. 

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora