Capítulo 12

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"El mal une a los hombres". 

—Aristóteles. 

Paxton Haugen. 

Mientras Emiliane me gritaba al lado, mi primer instinto fue buscar mi teléfono y encender la linterna, al hacerlo logré localizarnos mejor a cada uno. 

Todos estábamos más cerca casi abrazados en el círculo que habíamos formado, a nuestro alrededor había un montón de vidrio formando un círculo disparejo.

—¡¿Qué demonios pasó?! —preguntó Thomas. 

—Definitivamente más lejos de la cordura — murmuró Carter. 

Kaethleen y Carter sacaron sus teléfonos encendiendo también sus linternas.

—Creo que se cortó la electricidad — dijo Emiliane asustada.  

—¿Revisamos? — preguntó River.

—Vamos — dije.

Nos levantamos pasando por los vidrios a nuestro alrededor y salimos de la biblioteca para encontrarnos con la sorpresa de que en el pasillo y el resto de la casa si había electricidad. 

—Quizás sólo fue un fusible — dijo Emiliane. 

—Si, debe ser eso — apoyó Diane en un intentó generar calma. 

El resto de nosotros nos quedamos en silencio. 

Había sido tan repentino y extraño. 

—Yo… ya debo irme, tengo un exámen mañana — anunció Kaethleen. 

—Si, yo también — mentí. 

Lo cierto es que ahora me daba miedo estar aquí.  

Bajamos rápido las escaleras y salimos hacia el jardín, le pregunté si quería que la acompañara a lo que ella negó. 

—¿Estás completamente segura? — pregunté.  — Ya es tarde, y no me molesta acompañarte. 

—Lo estoy — dijo. — Si te desvías llegarás más tarde tú. 

Mordí mi labio inseguro. 

—Envíame un mensaje al llegar — pedí. — Pero envía un mensaje de verdad. 

Kaethleen asintió. 

Kaethleen se fue caminando por la izquierda y yo por la derecha.

Antes de dar pasos suficientes vi a River ofrecerse a llevarla. 

Ella se negó de nuevo y él insistió. 

—Quiero caminar y despejarme — dijo. — Gracias River, pero quiero estar un momento a solas. 

—Si quieres puedo prestarte mi auto — dijo River — Creo que podrías estar a solas, pero segura.

Thomas al oírlo frunció el ceño, Carter enarcó una ceja y Emiliane abrió la boca. 

Kaethleen negó con la cabeza en repetidas ocasiones. 

—Gracias, pero de nuevo no, no estoy en condiciones de conducir — admitió. 

River se mostró confundido, Carter preocupado, Emiliane alerta y Thomas seguía con el ceño fruncido. 

Thomas relamió sus labios nervioso y bajó la mirada. 

—Joder olvidé las llaves del auto adentro — dijo Thomas y volvió a entrar en la mansión Holmberg. 

—Pero tú… No trajiste tu auto — murmuré.

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora