Capítulo 16: Primera Parte.

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"La lección más importante para un hombre es en cuanto a su capacidad para trascender es crear o destruir, es amar u odiar". 

—Erich Fromm. 

Diane Holmberg. 

Debía admitir que la mansión Bleedwoods era hermosa, justo ahora más que estaba elegantemente decorada. 

Había mesas alrededor del enorme patio trasero, la piscina que tenía una fuente en medio estaba rodeada con pequeñas luces blancas, el césped estaba bien podado, las estatuas de mármol pulidas y un pequeño escenario improvisado donde cuatro personas tocaban piezas de jazz suave. 

Todo en perfecto orden y simetría, aquello era lo que más caracterizaba a Lilieth, una sutil extravagancia elegante y perfecta. 

Estaba acostumbrada a llegar temprano a cualquier lugar, esta vez no fue la excepción. 

El ajustado vestido color ocre sin tirantes y los tacones de punta ya me estaban fastidiando, aquí solo había gente extranjera que nunca había visto antes. 

Tenía a mis padres delante y me veía obligada a abrazar y besar gente extraña aunque no quisiera para quedar bien con los invitados.

Los tres nos encontrábamos dando un recorrido para saludar a los invitados, las mejillas me dolían de todo lo que había sonreído y también porque una anciana me las había apretado de manera exagerada. 

Kaethleen estaba en una mesa apartada, su rostro estaba serio e ignoraba a cualquier persona que se le acercaba para hablarle, sonreí y les dije a mis padres que la saludaría. 

Mi madre; Destiny asintió lentamente con la cabeza y mi padre me ignoró tomando más de la copa del champagne. 

Camine rápidamente hacia allá y me senté a su lado. 

—Hola, Holmberg — saludó.  

—¿Qué tal, Bleedwoods? — dije.  

—Creo que bien — dijo — ¿Y tú? 

—Me duele la garganta y la cabeza como nunca en mi vida — dije.

Me dediqué a observar a Kaethleen, tenía un lindo vestido negro de tirantes finos, tacones del mismo color y ondas más pronunciadas en el cabello. 

—Es obvio, nunca habías gritado así en tu vida... o bueno si — dijo sonriendo picaramente. 

—¿Qué? — pregunté mientras juntaba las cejas. 

Ella se acercó a mí hasta llegar a mi oído. 

—En tus sueños con Thomas — susurró.

Reprimí un chillido y la empuje.

Un día de pijamada con Kaethleen y Emiliane, tuve un sueño involuntario que incluía a Thomas. 

Era ruidosa al dormir, y malinterpretaron la situación. 

Lo qué había sido una pesadilla, por mis gritos, ellas creyeron que era un sueño húmedo. 

—Te iba a decir que te veías bien, pero después de eso no — dije. 

Kaethleen rio.

—¿Qué estás tomando? Se ve diferente al champagne — dije tratando de cambiar de tema. 

—Tu también estás guapa, Holmberg — dijo y guiño el ojo — Es vodka ¿Quieres?

—No, el vodka no es lo mío — respondí.  

Ella se encogió de hombros sacando una licorera de metal de un bolso de mano y llenó la copa otra vez. 

—Ahí viene el protagonista de tus películas chillonas — dijo Kaethleen. 

Tonnevill: El legado de los 7. (Condenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora